Zdzisław Beksiński fue un artista polaco que llevó a la pintura paisajes postapocalípticos de lo cual surgió un generó que él denominó como Realismo Fantástico, periodo que representa el más prolífico de su carrera, que transcurrió durante la década de los setenta y principios de los años ochenta.
Sus piezas detallan escenas de muerte repletas de cadáveres y desiertos en los que predomina la oscuridad y lo que parecen ser figuras humanas descarnadas, hasta convertirse en un universo fantástico extraído de una pesadilla.
Beksiński estudió arquitectura e incluso trabajó en el ámbito de la construcción en su natal Polonia; sin embargo, el arte siempre fue su vocación y, de manera autodidacta comenzó a explorar la fotografía, retratando muñecas mutiladas o personas con la cara envuelta en vendas, y posteriormente experimentó con la pintura abstracta hasta consolidar un estilo que se asemeja más al gótico y al barroco.
La muerte fue un tema recurrente en su obra, que abordó desde una atmósfera asfixiante, al plasmar escenas de cadáveres entre cielos grisáceos o rojizos, como si se tratase de un ambiente devastado por el uso de explosivos.
“Deseo pintar de la misma forma como si estuviese fotografiando los sueños”, es una de las frases más representativas de Beksiński y es quizá la clave para comprender el origen de su inspiración, pues tal vez la gran mayoría de sus piezas surgieron de algún sueño perturbador.
La tragedia marcó la vida del artista Polanco, pues en 1998 falleció su esposa y tan solo un año más tarde su hijo, y sería en el 2005 cuando el artista fue asesinado a puñaladas por un vecino a quien se negó a prestarle dinero, de acuerdo con la versión policial. Un año después de su muerte se inauguró un museo en su honor en la ciudad polaca de Częstochowa, que alberga alrededor de 170 piezas.
SUS INICIOS
- De forma autodidacta comenzó a explorar la fotografía, retratando muñecas mutiladas; posteriormente experimentó con la pintura hasta consolidar un estilo.
La muerte
- Es un tema recurrente en su obra, que abordó desde una atmósfera asfixiante, al plasmar escenas de cadáveres entre cielos grisáceos o rojizos.
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