Cuando Hilma Af Klint tenía 18 años, su hermana menor de tan solo 10 murió de forma repentina a causa de una gripe, por lo que en su necesidad por encontrar respuestas y también por su atracción innata hacia el esoterismo, Klint comenzó a participar en sesiones de espiritismo muy en boga en su época, a finales del siglo XIX, lo cual fue el origen de inspiración años más tarde en sus pinturas.
La artista sueca, nacida en 1862, es considerada como pionera de la pintura abstracta, incluso antes de otros pintores asociados con el movimiento, como es el caso de Mondrian o Kandisnky; sin embargo, su propia personalidad tendiente a la automarginación y debido a las restricciones en aquellos años por motivos de género, hizo que la obra de Klint no se conociera de forma pública hasta 1986.
A pesar de las limitaciones de su época, Hilma Af Klint pudo cursar estudios en la Real Academia Sueca de las Artes -una de las pocas instituciones en admitir a mujeres en aquellos años- donde obtuvo las bases técnicas para desarrollar su obra.
Debido a su afición por el espiritismo, la artista comenzó a crear piezas de pintura mientras se encontraba en trance, y de esos experimentos surgieron alrededor de 200 obras entre 1906 y 1915.
En esas experiencias sensoriales y mentales, Klint afirmaba tener contacto con Altos Maestros que le mostraban imágenes de lo que ella llamaba el mundo espiritual. En estas sesiones se hacía acompañar por un grupo de amigas con las mismas aficiones, quienes se hacían llamar “Las Cinco”, quienes en sus reuniones practicaban la meditación, así como la escritura y pintura en trance.
Una de las series más reconocidas de Klint es “Las pinturas para el templo”, la cual incluye 193 piezas plagadas de simbolismos que serán recurrentes en el resto de su obra, al igual que figuras geométricas y una variedad cromática.
De acuerdo con especialistas en arte, la obra de Klint plasma la dualidad de este mundo y la eterna lucha de las partes contrarias que buscan la unidad que es el origen de todo; ideas que se relacionan con el teosofismo que practicó.
- En 1944, Hilma Af Klint falleció en un accidente y hasta ese momento su obra permaneció en el anonimato por más de cuarenta años posteriores.
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