En días pasados, el artista plástico Cuahutlatohuac H. Xochitiotzin presentó ante alumnos de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) y colegas del arte su más reciente exposición, “Cacaxtla por Cuahutlatohuac”, una visión de la zona arqueológica plasmada en piezas hechas bajo la técnica del fresco real transportable.
Este método se asemeja al fresco tradicional, pero la diferencia radica en que gracias a su minucioso proceso, permite el desprendimiento de la primera capa de la obra para trasladarla a otro modelo de soporte movible, como un bastidor o incluso una piedra.
De acuerdo con el artista, su importancia se encuentra en la posibilidad de crear murales itinerantes, en obras que además de poseer un valor estético se visualizan con un matiz de antigüedad en su textura, acabado y diseño.
Además, de que gracias a esta característica las obras se pueden transportar a diversos espacios y galerías públicas, así como a instituciones escolares que se ubican en lugares de remoto acceso.
En la muestra de Cuahutlatohuac el público observará piezas como “Madre del maíz”, “Escudo de Tlaxcala”, “Guerrero rostro azul”, “Máscarón de Tláloc” y “Multiplex en tres colores”.
FRESCO TRADICIONAL
El fresco es la técnica que se empleó con mayor frecuencia en la pintura mural. Sobre revoque de cal húmeda que era empleada como soporte, se plasmaban diversos pigmentos previamente disueltos en agua. Su preparación precisa de mucha preparación técnica, pues un error en el proceso es muy evidente.