CANNES, Francia.- La película rusa Verano, ilustra de manera elocuente la apertura de la competición a nuevos realizadores y a filmes no habitualmente seleccionados en esta sección por el pasado, consecuencia en parte de la ausencia de la participación de un numero considerablede realizadores establecidos cuyos nuevos filmes parecería que no cumplieron con las expectativas de los seleccionadores.
Basada en hechos y personajes reales, la cinta traza un largo fresco del movimiento underground del rock soviético y de su poder subversivo durante la década de los ochentas, en cuyo final se verificó la desbandada del mundo socialista.
Aunque la parte ficción se da alrededor de una historia sentimental, el cuerpo principal del filme parece más del género documental, a lo largo del cual su director Kirill Serebrennikov (El estudiante, premiado aquí en 2016), plasma una potente imagen de esta particular escena musical de la época e indirectamente de sus implicaciones sociales.
A pesar de la distancia temporal, parecería que el espiritu inconformista del director molesta aun hoy en día. Serbrennikov no pudo estar presente en Cannes, las autoridades no le permitieron la salida del país a pesar de los esfuerzos del festival y de la diplomacia francesa.
La inauguración de la sección paralela de la Semana de la Critica (SIC) nos reservó una buena sorpresa a través de la presentación de Vida salvaje, primer filme del joven actor estadounidense Paul Dano, que muestra el retrato de un joven y de su paso a la edad adulta que asiste impotente a la degradación de la relación de sus padres con quienes vive en una pequeña ciudad de Montana.
Basado en parte a las experiencias personales del director y en el homónimo libro del célebre escritor Richard Ford, el filme se aprecia por su retenido y bien controlado estilo y por sus excelentes intérpretes, Carey Mulligan, Jake Gyllenhaal y el joven Ed Oxenbould.
Entre la enorme oferta fílmica, no dejaremos de mencionar el retrato de una ama de casa en Un día, primera película de la húngara Zsofia Szilagyi, el excelente documental Samouni road del italiano Stefano Savola sobre una familia palestina en Gaza (presentada en la Quincena de Realizadores) y la película sueca Frontera, que forma parte de Un Certain Regard con la que su director y coguionista, el iraní Ali Abbasi, explora los límites entre el género humano y el animal.
Finalmente, la buena noticia del día viene de los tribunales y de la decisión de una corte parisina que no permite al productor portugués Paulo Branco impedir la presentación en el gala de clausura de la película El hombre que mató a Don Quijote,a raíz de las diferencias económicasque él tiene con el director del filme Terry Gilliam, exmiembro del famoso grupo cómico ingles Monty Python (La vida de Brian, 1979).