Luis Buñuel inició su carrera en 1929, filmando títulos como Un perro andaluz y La edad de oro en Europa, pero al desatarse la Guerra Civil en su natal España en 1936, huyó con rumbo hacia México, donde dirigió un total de 17 películas. El director murió el 29 de julio de 1983 en la capital mexicana.
La primera cinta que rodó fue Gran casino, en 1947, protagonizada por Jorge Negrete y Libertad Lamarque, que sigue los sucesos que se desatan luego de la desaparición de un propietario de pozos petrolíferos, cuya hermana acude para hacerse cargo del negocio, y termina enamorándose de uno de los sospechosos del crimen.
A ésta le siguió El gran calavera, filmada en 1949, y protagonizada por los hermanos Fernando y Andrés Soler. Un dato curioso de esta cinta es que inspiró el guion de la aclamada Nosotros los nobles, que de acuerdo con datos del IMCINE es una de las que más espectadores ha llevado a las salas en la historia del cine mexicano, al sumar siete millones de boletos vendidos.
Para 1950 hizo Los olvidados, la cual co escribió con Luis Alcoriza y es considerada su obra cumbre, pero a la vez lo hizo acreedor de la censura de la época, debido al retrato de la pobreza que hacía su guion.
Otra de las películas más polémicas que realizó en México fue Viridiana, protagonizada por Silvia Pinal, donde aborda el tema de la violación y cuyo personaje principal es una novicia. La combinación de esos elementos provocó que fuera censurada, aunque también fue reconocida con la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
En una entrevista publicada por la Secretaría de Cultura en 2013, Silvia Pinal externó que ese trabajo llegó "en tiempos muy difíciles para él", ya que, agrega la actriz, "en varios países se prohibió la proyección de la cinta, la prensa siguió el caso de censura durante meses, fue atacado por muchas personas, pero él ya había pasado por varios escándalos y en cierta manera estaba curtido".
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Entre otros filmes hechos en México se encuentran Él (1953), Nazarín (1959), Susana (1951), La joven (1960), El ángel exterminador (1962) y Ensayo de un crimen (1955). Sobre esta última, el guionista Rafael Aviña refiere, en un ensayo publicado en el sitio del Festival Internacional de Cine de Morelia, que se trata de "una de sus obras maestras".
El crítico apunta que Ensayo de un crimen "ostenta un trabajo escenográfico extraordinario de Jesús Bracho. Se trata de una rarísima variante del noir con un tratamiento de humor negro similar a aquel otro retrato criminal en tono de abierta comedia emprendido por Rogelio A. González: El esqueleto de la señora Morales, de 1959".