CANNES.- Dos respetados cineastas, polémicos, conflictivos, controvertidos y provocadores dominaron el programa de Cannes en su regreso al festival después de una larga ausencia.
Se trata del estadounidense Spike Lee y del danés Lars von Trier.
El primero regresó a la competición donde se había revelado de manera imponente en 1989 con Do the right thing y a continuación con Jungle fever en 1991.
Su película estrenada aquí, El negro del Ku Klux Klan, se inscribe dentro de su usual línea temática, aquella de la militancia y de denuncia del racismo y de los abusos de la policía y de la clase política contra sus compatriotas de color.
Basada en hechos reales la trama sigue a un policía de color (John David Washington) quien lleva a cabo el plan de infiltración de un agente (Adam Driver) dentro de la conocida organización racista Ku Klux Klan en la década de los setentas.
Lee no ha cambiado respecto a su estilo provocativo y polémico. Incluyendo documentos de archivos viejos y recientes hace patente que la situación no ha evolucionado mucho desde aquellos años en que se iniciaba la lucha por sus derechos (Martin Luther King, Malcom X, Las Panteras Negras…). La inclusión al final de la película de documentos de los disturbios racistas en Charlotesville en agosto pasado y la intervención provocadora y incendiaria del presidente Trump hacen evidente la actualidad del tema y lo importante que esta película se difunde ampliamente en el momento en que por todo el mundo levantan cabeza movimientos y partidos nacionalistas, racistas y de extrema derecha poniendo en su mira, especialmente en el caso de Europa, a los refugiados del conflicto de Siria y de Oriente Medio.
Será justamente por una trágica suerte que el estreno de la película coincidió con la noticia con la que el festival se despertó ayer, el asesinato de unos 58 palestinos, entre ellos 13 niños y 2 mil 500 heridos durante los disturbios en la frontera de Gaza e Israel a raíz del traslado de la embajada norteamericana a Jerusalén por decisión justamente del presidente Trump.
La provocación es su marca
Puede que la película de Von Trier, La casa que construyó Jack, no conlleva las connotaciones políticas de la de Spike Lee, pero no deja de confirmar que Von Trier sigue igual de provocador en su temática, regresando a Cannes fuera de competición esta vez, después de seis años en que se le consideraba como persona no grata por el festival a raíz de sus comentarios pro-nazis durante la presentación en competición de Melancolía en 2011.
Esta vez Von Trier se da a la tarea de considerar los asesinatos como… una forma de arte a través de la historia de un asesino en serie (el veterano actor estadounidense Matt Dillon) quien comenta sus atroces actos con un interlocutor a quien no vemos hasta la final, interpretado por el gran actor austriaco Bruno Ganz.
Alegórico e intelectualmente contemplativo, el filme no solamente resultó menos violento de lo que su guión dejaba pensar, pero a la vez confirma que Von Trier a igual que Spike Lee se han vuelto a lo largo de los años algo más tolerantes y reflexivos sin por lo tanto retractarse de sus respectivas líneas temáticas.
La tercera película del día en competición fue el políticamente válido drama social En guerra con que el francés Stephane Brize despliega la historia de un conflicto sindical y de su líder (Vincent Lindon) quien trata de salvar el trabajo de unos mil compañeros suyos amenazados por la clausura de la fábrica en la que trabajan.
La temática socialmente comprometida es valiosa, pero el trabajo de dirección deja mucho que desear ya que el enfoque no se atreve a optar de manera clara por el documental o por la ficción. Por ende la película no convence como lo fue el caso de La ley del mercado, la película temáticamente cercana con la que Brize destacó aquí mismo en competición en 2015 y con la que Lindon ganó el premio al mejor actor.
Aplauden a Hernández
Entre las favorables críticas ya aparecidas para la película mexicana Cómprame un revólver de Julio Hernández Cordón estrenada con éxito en la Quincena de Realizadores destaca la de Sarah Ward en Screen International en la que ella saluda "el balance justo del ambiente… la prestación convincente de la joven Matilde Hernández Guinea en el papel principal" prevé un buen futuro para la película en el circuito de los festivales y además de alabar la aportación del cinefotógrafo Nicolás Wong concluye con que "a través de este cuento despótico tan propio de su país, Hernández Cordón crea un película potente que además trata del paso a la edad adulta".
Llega muy acompañado
El día concluyó con la presentación en función de gala de la última entrega de la saga interplanetaria, Han Solo: Una historia de la Guerra de las Galaxias dirigida por Ron Howard y con Woody Harrelson encabezando el estelar reparto.