Tras un periodo de experimentación musical e intensa reflexión emocional, la cantante y compositora mexicana Claudia Martínez Tonana, ha ido lanzando parte de las canciones que conforman su nuevo álbum Amarus, en el que los colores van enlazados con la representación sonora de las emociones de duelo y la pérdida para encontrar la luz y renacer.
“Este álbum está inspirado en el tránsito de las emociones, revestidas de color y de música, principalmente durante el duelo y otros momentos complejos de la vida. Fue un proceso que me llevó cuatro años, yo viví estas emociones muy fuertemente. Si de algo me he podido dar cuenta es que en estos tiempos de postpandemia, compartir es lo que nos salva”, afirma la cantante en entrevista con El Sol de México.
La artista confiesa que este álbum tiene una gran carga personal, pues en las canciones también trabajó los sentimientos que le provocaron el fallecimiento de su madre, tras una larga lucha con el Alzheimer, así como la separación de su esposo, luego de 30 años de relación.
“Amarus, es la raíz latina, que significa ‘amargo’, ‘salado’, u ‘ocre’, que da nombre al color amarillo. Así que la primera canción de este disco, que ya se puede escuchar, es un poema en el que hablo sobre el hecho de que nadie nos puede quitar lo que hemos sentido y tampoco podemos comprar cariño. Es un reconocer que lo vivido ya nos pertenece, aunque duela, pero teniendo siempre presente hay luz en el camino. Este disco es para mí como un audio libro o una suerte de diario, en el que he hablado de mis propias pérdidas”, explica.
En cuanto al trabajo conceptual entre música, colores y sentimientos de este álbum, Tonana comenta la estrecha relación que hay entre ellos.
“Es muy interesante, porque a las emociones las solemos relacionar con un color, pero cuando uno busca su raíz y su origen nos podemos dar cuenta de que los colores en realidad han tenido significados distintos a lo largo de la historia y que dependen de la cultura de la que provengamos que hacemos su asociación.
“En la música el color también es algo así, a veces incendia, atenúa o apaga los sonidos. No se puede estar absorto de su presencia, cuando uno escucha música uno pude hacer el ejercicio de pensarla y fácilmente te remitirá a un color.
“En mi vida personal he tenido el color ha formado parte importante, tanto por la pintura, como por la arquitectura, especialmente porque todo el tiempo he estado cerca de gente que ha estado dedicada a su uso, así que a mí se me da una forma muy natural este proceso”, afirma.
Hasta el momento, la cantante a lanzado tres canciones: Amarus, Cuando el río calla y Sesenyaka. Sobre la segunda, explica que hace referencia a las cosas que callamos como seres humanos en el transcurrir de nuestra vida, donde hay pérdidas, pero el caudal no se detiene. En tanto a su color ella decidió que fuera el azul.
“Quise que fuera el azul porque hay una explicación física sobre el color azul índigo, que es tan fuerte, tiene su color por una serie de campos magnéticos electrizantes. Esta canción es eso, energizante, que dista un poco del tema de la canción, pero yo quise que fuera hacia allá”.
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Mientras, de Sesenyaka, nació durante la pandemia, tras la experimentaciones vocales y de reverberaciones sonoras con las que reflexionó en torno al dolor que estaban viviendo en los hospitales durante la pandemia.
“La reflexión de esta canción es que a cada uno nos toca sanar y curarnos, a pesar de todo el dolor y el amor que nos haya marcado. Soy una total convencida de que somos seres sociales y que entre todos superamos cualquier cosa, aunque es cierto que en solitario tenemos mucho qué hacer”, concluye.