Desde hace más de 30 años, el coro de la iglesia de San Nicolás, en la capital tlaxcalteca, se ha mantenido unido con sus integrantes originales quienes año con año participan en la festividad del Santo Patrono, en septiembre.
Pese a las complicaciones de la vida adulta e incluso el cambio de residencia a otros estados, el coro de la iglesia de San Nicolás sigue siendo un ejemplo de hermandad, aseguró Adriana Díaz Manríque quien es una de las fundadoras.
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LOS UNE LA FE
Con gran devoción y fraternidad, cerca de 15 de los miembros originales -de los más de 40 que llegaron a ser a mediados de los años ochenta- entonan canciones en honor a San Nicolás de Tolentino en las misas o festividades religiosas en las que logran reunirse al menos una vez al año.
EL CORO SE INTEGRÓ CON JÓVENES DE LA CAPITAL
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Fue entre los años 84 y 85 que este coro comenzó a integrarse como una iniciativa de José Luis Castilla, Edgar Anguiano y Bonifacio Paredes, con el respaldo del padre Ramiro, encargado de este templo en aquellos años, comentó Castilla a este Diario.
El coro comenzó como parte de un apostolado de la Liga Misional Juvenil, comenzamos a invitar a jóvenes de la zona centro de Tlaxcala; algunos tocaban la guitarra, otros cantábamos y ensayábamos todos los sábados para presentarnos en las misas dominicales, expresó José Luis Castilla quien actualmente es director teatral.
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A esta agrupación se sumaron varios jóvenes, entre ellos Edgardo Luria, Rubén Tamayo, José Luis Cuevas, Lucila Bautista, Eliezer Paredes, María Elena Bautista, así como José Luis Castilla y Adriana Díaz, quienes se presentaron precisamente en las fiestas patronales de San Nicolás de este año.
Su desarrollo musical como parte del coro de San Nicolás llevó a algunos de sus integrantes a dedicarse profesionalmente a la música, como es el caso de Eliezer Paredes, quien actualmente es integrante de la Filarmónica de la Ciudad de México; o bien, Rubén Tamayo quien es músico y docente de artes en la Secundaria Técnica número 4.
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AGRUPACIÓN SENTÓ VALORES EN SUS INTEGRANTES
Crecimos juntos y vivimos juntos muchas historias que sentaron los valores que nos han permitido ser quienes somos ahora y, satisfactoriamente, transmitir estos valores a nuestros hijos y nietos, expresó José Luis Castilla; mientras que para Adriana Díaz el valor más sobresaliente es el de la hermandad.
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“Cada que nos organizamos nos vemos, convivimos en casa de uno u otro, mantenemos la amistad, nos mantenemos en contacto por el Whatsapp donde nos damos los buenos días y las buenas noches; somos un grupo muy solidario, somos como hermanos”, expresó la ahora docente de la Universidad Autónoma de México.
Han pasado más de tres décadas pero el coro de la iglesia de San Nicolás se mantendrá unido mientras haya vida, coincidieron todos sus integrantes.