La cuna de la nación, como se ha ganado el nombre, tiene elementos que representan “su pasado de gestas prodigiosas” y también “su destino imponente”; entre música, gastronomía, literatura, arquitectura y modismos, también se encuentran los símbolos que le dan soberanía al estado: su escudo y su himno.
El historiador Luis Fernando Herrera explica que, durante el siglo XVI, se otorgaron escudos de armas a varias ciudades de la Nueva España. La provincia de Tlaxcala obtuvo título de ciudad y escudo en 1535 como resultado de las gestiones realizadas por una embajada enviada a la corte española.
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“... este día fue el primero que estos tlaxcaltecas sacaron su escudo de armas, que el emperador les dio cuando a este pueblo hizo ciudad; la cual merced todavía no se ha hecho con ningún otro de indios, sino con este, que lo merece bien, porque ayudaron mucho, cuando se ganó toda la tierra, a don Hernando Cortés por su Majestad; tenían dos banderas de esta ciudad y bandera del emperador con sus armas imperiales en medio, levantadas en una vara tan alta, que yo me maravillé adonde pudieron haber palo tan largo y tan delgado; estas banderas las tenían puestas encima del terrado de las casas del cabildo porque pareciesen más altas...”, se lee en Historia de los indios de la Nueva España.
La forma del escudo del estado de Tlaxcala es cuadrilonga, con el marco superior deprimido en dos arcos, sus ángulos inferiores redondeados y punta en medio de la base. El archivo interpretado por el maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin describe que esta imagen lleva dos coronas de marqués que aluden a Hernán Cortés, las letras IKF corresponden a la soberana reina Juana, a Carlos V y al príncipe Felipe y la bandera andante con el águila bicéfala del Sacro Imperio equivale al avance en la conquista activa.
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Las dos palmas verdes simbolizan la gloria inmarcesible, el castillo en oro corresponde a la grandeza de España, sus ventanas azules al catolicismo y los huesos humanos enlazados en aspa corresponden a las razas india e hispanas unidas más allá de la muerte. Las dos coronas corresponden a las coronas de la pareja real.
Por otra parte, fue el cantante, poeta y compositor Carlos Cea y Díaz quien escribió y musicalizó el himno de Tlaxcala en diciembre de 1984. En consecuencia, se le distinguió con la ciudadanía tlaxcalteca.
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A diferencia de otros himnos, el dedicado a Tlaxcala tiene un trasfondo de esperanza y mira al futuro basado en la paz, la libertad y la dignidad; sin olvidar su pasado y haciendo énfasis en el proceso de mestizaje que surgió de la colonización, así como los personajes que le dieron identidad como lo son el joven Xicohténcatl y Tlahuicole.
“Las indígenas tribus te fundaron
y su raza en la nuestra se volcó
y fue el choque brutal con el hispano
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el crisol que tu espíritu forjó...
Fuiste cuna sin par del mestizaje
que en la patria naciente floreció
¡tú fundiste el acero y el plumaje!
¡fuiste tú la raíz de la nación!”
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