El comercio global de la moda y la influencia de las redes sociales en la vestimenta y el arreglo personal propician que los trajes y accesorios tradicionales de una comunidad queden en el olvido, así lo afirma Antonia Luna Márquez, quien actualmente lidera el proyecto “Collares de la Matlalcueyetl”, enfocado al rescate de los collares tradicionales que hasta hace algunas décadas portaban las mujeres en la comunidad de San Isidro Buensuceso, en San Pablo del Monte.
Más detalles: ➡️Con entrega de premios, reconocen aporte cultural de los huehues
Antonia Luna recuerda que su abuela portaba todos los días un vistoso collar de cuentas rojas con múltiples vueltas, al igual que la gran mayoría de las mujeres de la localidad en aquella época, hace cuarenta años; sin embargo, ni ella ni las mujeres jóvenes de la actualidad los portan ya.
“En la actualidad, algunas mujeres de San Isidro Buensuceso conservan su joyería antigua que ha sido heredada por generaciones, y las que adquieren piezas nuevas siguen gustando de estos diseños con carga simbólica más que estética, porque recuerdan ver a sus ancestras realizando y portando tales collares. Sin embargo, son pocas las personas que hasta la actualidad lucen este tipo de accesorios, por lo que su uso se encuentra en riesgo de desaparecer. No existen talleres o personas especializadas en su elaboración; a algunas mujeres solo les queda el recuerdo de ver a sus madres o abuelitas elaborándolos”.
Te recomendamos: ➡️Amauri Espejel inaugura mural en secundaria de Chiautempan; busca inspirar a estudiantes
SU USO SE REMONTA A LA ÉPOCA POSTERIOR A LA REVOLUCIÓN
De acuerdo con la agente cultural, estas piezas -llamadas colalehx en la lengua madre de San Isidro- probablemente comenzaron a utilizarse después de la Revolución y durante casi un siglo fueron pieza primordial en la identidad de las mujeres de la comunidad.
No dejes de leer: ➡️“Los empeños de una casa” se mantiene actual: CNT lleva la obra de Sor Juana a Bellas Artes
Los collares eran un símbolo de feminidad y era una tradición bonita porque generalmente las madres los heredaban a sus hijas. Mi mamá ya no los usó, ella tiene 64 años, y por lo tanto a mí ya no me transmitió esta costumbre, explicó Luna Márquez.
SIGNIFICADO DE LOS COLORES
Entérate: ➡️¿Eres fan de la literatura mexicana? Este ciclo de charlas es imperdible
Estas piezas se utilizaban en varios colores, pero más que con un sentido de moda o de combinación con la ropa, las tonalidades son de acuerdo a las creencias de la comunidad: el rojo y el negro tienen que ver con sus cualidades protectoras del “mal de ojo” o el “mal aire”, respectivamente; mientras que el blanco lo portaban las mujeres solteras. También los hay en amarillo y azul e incluso de varios colores, los cuales son llamados “mazorca pinta”.
LAS MUJERES DE SAN ISIDRO ENCONTRARON LOS COLLARES EN PEREGRINACIONES
Sigue leyendo:➡️“Nosotras”, el monólogo que refleja las peripecias de una mujer madura
La historia de estas piezas, de acuerdo con las primeras investigaciones de Antonia Luna, está relacionada con las peregrinaciones que los pobladores de San Isidro Buen Suceso realizaban a santuarios religiosos, como Chalma, donde las mujeres que acudían encontraron estos collares y se apropiaron de su uso.
San Isidro es una localidad sumamente religiosa, y en esas peregrinaciones se encontraron con estos collares. Después las mismas pobladoras de esta región comenzaron a hacer los suyos propios e incluso comenzaron a venderse aquí las cuentas de cristal
Más información:➡️Invitan a la comunidad LGBT a formar parte de pasarela de moda diversa
SÍMBOLO DE ESTATUS
Las féminas con mayor poder adquisitivo tenían la oportunidad de portar largos collares con varias vueltas, incluso algunos alcanzaban hasta diez vueltas. Otras más incluían monedas, así como pequeñas figuras de santos o los llamados “milagritos”, que son utilizados en la tradición religiosa como una ofrenda.
EVOLUCIÓN DE LOS COLLARES
Te puede interesar: ➡️Conserva Ixtenco su organización de barrios
Inicialmente se utilizó el coral como material, pero al paso de los años se optó por las cuentas de colores al ser un material más económico y más asequible.
El hilo es también otro material que fue evolucionando, pues originalmente se utilizó la fibra del maguey (conocida como ixtle) “las mujeres de la localidad se dieron cuenta de que esta fibra no es de uso rudo, y como las mujeres hace 50 o 60 años vivían prácticamente en el campo y su trabajo era muy pesado, los collares se reventaban muy fácil y por eso decidieron usar hilo de cáñamo”, abundó Luna Márquez.
Sigue leyendo:➡️Invitan al taller para niñas “Artistas Exploradoras”
RESCATE DE LA TRADICIÓN
Antonia Luna y cuatro mujeres más de la comunidad decidieron emprender el proyecto “Collares de la Matlalcueyetl”, el cual fue seleccionado por el Programa de Apoyos a las Culturas Municipales y Comunitarias.
Con esta iniciativas será posible realizar una investigación histórica, así como un rescate de los modelos originales, que permitirá preservar en la memoria el uso de estos collares, aunque su uso cotidiano ya no exista entre las mujeres jóvenes.
Entérate:➡️En espectáculo, fusionan la danza y el bordado
Incluso es difícil hallar piezas antiguas ya que los collares son colocados en el ataúd de su dueña, pues se tiene la creencia de que éstos ayudarán a la difunta a “pasar al otro lado”. “Las mujeres más jóvenes han perdido el interés de portarlos y desconocen los símbolos que se le atribuían, por ello se corre el riesgo de que se pierdan definitivamente, pues actualmente solo lo portan mujeres de 70 o de 80 años”.
Los collares de San Isidro Buensuceso son una pieza que encierra un proceso artesanal autóctono de los pueblos originarios que rodean la Matlalcueyetl.