El escritor tlaxcalteca Alejandro Ipatzi incursiona en una nueva faceta en su carrera con la publicación de “Un doloroso deseo”, compilación de cuentos eróticos que explora el placer carnal desde su peculiar estilo, en el que no deja de incluir la crítica social.
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En mi trabajo como escritor pretendo abarcar una amplia gama de situaciones; me gusta experimentar con las formas y los estilos. He escrito cuento de terror, de ciencia ficción, policiaco, cuentos para niños y ahora esta parte del erotismo en todas sus vertientes, desde el erotismo más sutil, más sublime y hermoso, hasta las pasiones más abyectas que sienten mis personajes, comentó Ipatzi en una charla con este Diario.
“Un doloroso deseo” incluye textos que formaron parte de otras publicaciones, por lo que es una especia de antología en la que el chiautempense reúne su producción de corte erótico.
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¿CÓMO TE SENTISTE EXPLORANDO ESTE GÉNERO?
“Creo que se puede tratar con pincitas o te puedes desatar, y yo intenté el punto medio entre ser muy estilístico y entre ser muy ‘guarro’ para que se notara que hay un trabajo literario. Es decir, yo me puedo desatar contando una fantasía pero suena muy coloquial o muy burda; porque, además, aunque disfraces todo, el erotismo termina en un sólo acto que puedes contar de mil maneras pero es lo mismo. Digamos que en ese sentido es un tema muy limitado, no tienes mucha posibilidad de exploración más que en la parte estética y estilística”.
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DE LO EXPLÍCITO A LO SUBLIME
“Lo que yo intentaba era lograr las mismas emociones que alcanzaba cuando leo a los autores que me gustan; leyendo al Marqués de Sade de inmediato siento esa repulsión y, por ejemplo, leí a Anaïs Nin y decía ¡wow, qué bonito! Porque desde el punto de vista femenino, el erotismo, aunque narre lo mismo que el Marqués de Sade, tiene una forma que se siente bien”, detalló el autor.
TRASFONDO SOCIAL
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El estilo narrativo de Ipatzi se caracteriza por incluir la reflexión sobre el contexto social en el que se desenvuelven sus personajes, por lo que en esta ocasión no fue la excepción.
Cada cuento tiene una intención diferente, hay un cuento que se llama ‘Casas Ajenas’ donde se narra un encuentro sexual pero el trasfondo es muy social. Es gente de escasos recursos, hay infidelidades que son como válvulas de escape a una angustia existencial.
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Los personajes de “Casas Ajenas” reflejan el entorno social en el que estamos porque refleja la angustia de la gente que vive en el día a día y cuya única válvula de escape es tener una aventura extramarital, lo cual se hace paradójico porque meterse en esos asuntos agrava su situación, detalló el escritor.
“Está un cuento que se me hizo muy cruel y que detonó a partir de la idea de un policía que tenía una visión retorcida de la justicia, pues trata de este policía que viola a un violador. Estamos hablando de un contexto ideológico y hasta ético”.
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¿CÓMO PERCIBE EL PÚBLICO TLAXCALTECA AL EROTISMO?
“Creo que está presente todo el tiempo, no es tan evidente ni tan obvio pero está ahí; tan sólo hay que ver la proliferación de los moteles en Tlaxcala. Algún algoritmo estadístico nos haría sentir pena o cinismo por la cantidad de consumo de material erótico y francamente pornográfico”.
¿EL EROTISMO NARRATIVO FUE SUSTITUIDO POR LO VISUAL?
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“Como a los seis o siete años, leí ‘Las mil y una noches’ y hay muchas escenas eróticas, pero de niño yo no sabía a qué se refería y me imaginaba cosas loquísimas y bizarras, ya hasta que pude contextualizar y dije ¡Ah caray! Pero es interesante ese proceso".
“Ahora veo con suspicacia y preocupación el auge del porno duro entre chicos que previamente no han conocido el erotismo natural y se quedan con la idea de que para ser buenos amantes tienen que ser salvajes porque vieron escenas brutales de porno y eso los condiciona y terminan siendo incapaces de amar."
“No todo es a través de lo visual, un ejemplo magnífico es el ‘Cantar de los cantares’, hablando de erotismo y de exaltación del cuerpo femenino utilizando gran cantidad de metáforas”.
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“Un doloroso deseo” está a la venta en la librería El Toronjil, que se encuentra en avenida Independencia, número 34 B, en la ciudad de Tlaxcala.