En sus calles y plazas, la ciudad de Tlaxcala encierra diversos tesoros que son testimonio de su papel relevante en la historia de México.
Una de estas joyas es la llamada Fuente de la Santa Cruz, que se encuentra en la Plaza de la Constitución la cual colinda al frente con la parroquia de San José.
Esta fuente tiene una historia peculiar pues fue un regalo, a la entonces Tlaxcala provincia de la Nueva España, del rey Felipe IV, quien fuera el soberano español alrededor del año 1646.
Este obsequio a la ciudad de Tlaxcala da testimonio de la estrecha relación con la corona española, al ser el pueblo tlaxcalteca aliado en el proceso de la Conquista.
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Elaborada con cantera y con un diseño en el que se resalta la cruz labrada y seis querubines, fue una de las primeras ornamentaciones de esta plaza en el siglo XVI.
De acuerdo con las crónicas, de esta fuente la antigua población de los pueblos aledaños se surtía de agua del Zahuapan.