Se dice que Ixtenco deriva del otomí “atole agrio en festividad”, de allí su importancia de esta bebida para la comunidad indígena, en Tlaxcala.
El brebaje de maíz negro, canela y azúcar es preparado por las mujeres durante las celebraciones en honor a San Juan Bautista, las cuales se realizan los 24 de cada mes en las mayordomías donde resguardan y veneran al santo.
En la fiesta mayor, celebrada el 24 de junio, se ofrece el atole a los feligreses que acompañan la imagen durante su recorrido por las principales calles del poblado, ubicado a las faldas de la Matlalcuéyetl.
No dejes de leer: Tesmole, un platillo 100% mexicano ¿lo has probado?
Su preparación puede demorar hasta 36 horas debido a que el maíz, previamente molido, tiene que alcanzar el punto de fermentación, para después, llevarlo a la olla de barro, con agua, canela y azúcar.
Suele acompañarse de habas o ayocotes cocidos, y como toque final, unas gotas de tinta del mismo maíz ‘molcajetado’.
Te puede interesar: ¿Amante de los gatitos? Ya hay "michi conchas" en Tlaxcala
La receta ancestral y ceremonial ha recibido el reconocimiento nacional en el mundo de la gastronomía gracias a la participación de Teresa Solís, mujer otomí, representante de Tlaxcala en el concurso ¿A qué sabe la Patria?, organizado por la Secretaría de Cultura, este año.
En la convocatoria se hicieron presentes centenares de cocineras tradicionales que pusieron en alto su gastronomía local, sin embargo, en la categoría individual, el misticismo y tradición en el uso de la semilla madre, el maíz, como base del atole agrio valió su declaración como la mejor receta de México.
Lee también: Enrique Cervantes, en defensa de la gastronomía mexicana
Continúa leyendo: