El Día de la Bandera es celebrado el 24 de febrero desde 1940 por petición del entonces presidente de la república Lázaro Cárdenas en honor a la Independencia hecha por Agustín de Iturbide el 24 de febrero de 1821.
En el terreno tlaxcalteca, un personaje emblemático en la historia de este símbolo patrio es José Miguel Guridi y Alcocer, quien nació el 26 de diciembre 1763 en Ixtacuixtla, Tlaxcala. Fue un distinguido orador y escritor liberal, perteneciente a una generación de abogados que contribuyó a dar forma jurídica a la Independencia de México y su forma de gobierno.
El día de hoy, el maestro Armando Díaz de la Mora, rescatando lo escrito en el Diario de Sesiones la Cámara de Diputados Federal, nos comparte algunos datos interesantes para recodar la importancia de esta celebración:
El 19 de octubre de 1821, el Primer Congreso Constituyente discutía durante sesión la propuesta de incluir un león (representado a España) atacado por una serpiente (como símbolo de los mexicas) en el escudo nacional. Siendo Guridi y Alcocer el diputado por Tlaxcala, tomó la tribuna y argumentó que México era un país independiente y no debería colocar símbolos españoles; en su defecto, propone que fuese un águila coronada con las alas extendidas, misma que conocemos hoy día con una serpiente en el pico.
De igual manera, el tlaxcalteca señaló la importancia del agua rodeando al águila para identificar el lago de Tenochtitlan, así como los nopales donde se posa como protagonista de la escena.
La propuesta fue aprobada y, de esta manera, se registró el primer Escudo Nacional del México Independiente como una idea del tlaxcalteca Miguel Guridi y Alcocer.
Por otra parte, el maestro Díaz de la Mora relata que en el Plan de Iguala se propuso un gobierno de transición cuya Presidencia sería para el propio virrey, la vicepresidencia para el Presidente de la Audiencia española en México, y como primer vocal quedaría Miguel Guridi y Alcocer.
Por lo anterior, podemos identificarlo no solo como el tercer civil más importante en cargos públicos en el plan de Independencia, sino también como un tlaxcalteca con enorme vocación y relevancia, “es un dato trascedente que no debemos olvidar”, finaliza el maestro Armando.
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