La gallardía y valentía del guerrero tlaxcalteca Tlahuicole ha sido la inspiración de una variedad de obras creadas por los más reconocidos y talentosos artistas, como es el caso de la escultura de Manuel Vilar (1812-1860), que se exhibe en el Museo Nacional de Arte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), en la Ciudad de México, uno de los máximos recintos del arte de nuestro país.
Esculpida en 1851, “Tlahuicole, general tlaxcalteca, en el acto de combatir en el sacrificio gladiatorio” es una de las esculturas más famosas no sólo en nuestro país, sino en la escena del arte internacional, por el gran talento y habilidad vertida por Manuel Vilar en esta pieza que incluso sirvió de inspiración para el monumento que se encuentra en la glorieta ubicada en la entrada de la ciudad de Tlaxcala.
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Manuel Vilar i Roca fue un afamado artista español, formado en Roma, quien se estableció en México en 1845. Su destacado trabajo y trayectoria le permitieron ser nombrado director de las clases de escultura de la Academia de San Carlos, la primera escuela de arte en México.
Su llegada a nuestro país causó gran influencia en su producción artística, que plasmó en una serie de esculturas inspiradas en la identidad nacional, por lo que además de Tlahuicole, creada en 1852, destacan Moctezuma (1850), La Malinche (1850) e Iturbide (1850).
ESCULTURA DESTACA VALORES Y HONOR TLAXCALTECA
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“Tlahuicole, general tlaxcalteca, en el acto de combatir en el sacrificio gladiatorio”, destaca por su estilo basado en los cánones estéticos de la antigua Grecia y Roma, haciendo gala de un claro estilo neoclásico.
De acuerdo con la descripción del Museo Nacional de Arte en Google Arts & Culture, “la pieza de arte refleja el heroísmo del personaje, quien prefirió morir en combate antes que avergonzarse al aceptar la oferta de Moctezuma de liberarlo, pidiendo que le permitieran participar en la lucha sacrificial a muerte, favor que le fue concedido”.
Es por ello que Vilar plasmó estas características en su obra, dotando a Tlahuicole de cualidades físicas que hacen alusión a su fuerza y musculatura, por lo que su representación remite a conceptos como libertad, honor y deber; “un prisionero atado a una piedra de sacrificio gladiatorio que declina un ofrecimiento de libertad, pues prefiere morir luchando”, explica el Munal.
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La escultura en honor al héroe tlaxcalteca permaneció en la Academia de San Carlos y en 1982 ingresó al Museo Nacional de Arte, donde se encuentra expuesta al público hasta la actualidad.