Sin necesidad de levantarse de las butacas del emblemático Teatro Juárez, el pianista cubano, José María Vitier transportó al público capitalino a un recorrido por las calles de la Habana durante su presentación en el Festival Internacional Cervantino.
Acompañado de prodigiosos músicos, el mítico pianista cubano demostró porque su talento, pasión y la perfecta ejecución de piano lo convirtieron en uno de los referentes culturales de su país.
Con un sobrio inicio con dulces melodías en su quinta presentación en la “Fiesta del Espíritu”, el cubano rápidamente captó la atención de las y los presentes, quienes de mediante se entregaron con aplausos.
En la segunda melodía el ambiente comenzó a colmarse de ese auténtico sabor a cuba, con notas más dinámicas emanadas del gran piano del maestro, a quien se le sumaron percusiones y contrabajo con una boyante ejecución.
Bárbara Llanes se sumó a al espectáculo, que pese a las momentáneas fallas en el sistema de audio, logró hacer notar su voz desde el entarimado del Juárez, ya con el problema resuelto, la experiencia simplemente fue excepcional.
En el fondo del escenario se mostraron imágenes de la Habana, que en combinación con la música, te hacían sentir como en la vieja habana, disfrutando del enervante aroma del tabaco, el sabor del ron y esa caricia que la brisa del mar deja en la piel.
El público se fusionó cada vez más con el espectáculo con cada interpretación, algunos sentados no pudieron contener las ganas de acertar un par de movimientos al ritmo de la agrupación.
Danzón imaginario fue una de las piezas que reflejaron el amplio trabajo colaborativo de México y Cuba, pues esta pieza, autoría de Vitier se popularizo en el filme Danzón dirigida por Emilio “El Indio” Fernández.
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Finalizada la sublime presentación de José María Vitier, los capitalinos agradecieron la excelsa velada con más de tres minutos de aplausos que cimbraron al coloso de Sopeña.