Una sencilla escenografía, la música de los clásicos como Sergie Prokofiev e Ilich Chaikovski, una iluminación acorde a los momentos de cada acorde y movimiento dancístico, la presentación de la coreografía White Darkness de Nacho Duato y sobre todo el virtuosismo de los bailarines provenientes de prestigiadas compañías de ballet internacionales, fue lo que se vivió y sensibilizó a los espectadores en la Gala Elisa y Amigos en el Palacio de Bellas Artes.
El inicio de este fraterno espectáculo que forma parte del programa especial de la Fundación Elisa Carrillo Cabrera A.C. que celebra cinco años, fue enmarcado con la presencia del presidente de México Enrique Peña Nieto quien estuvo acompañado por la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, y la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Lidia Camacho Camacho y su vocero Eduardo Sánchez.
La primera parte del montaje lo abrió Grand pas classique con integrantes de la compañía Mariinsky Theatre y Mikhailovsky Ballet y posteriormente la pieza Vértigo coreografía de Mauro Bigonzetti con música de Dmitri Shostakovich, llegó para sacar al respetable del embeleso de la danza clásica, con la interpretación de Elisa Carrillo del Staatsballett Berlín y el bailarín independiente Marcelo Gómez, donde la mexicana hizo patente su estatus de primera bailarina.
Siguieron Satanella Pas de deux del Ballet Les Bourgeois a cargo de Daniil Simkin del American Ballet Theatre con una ejecución que brilló por su estética y precisión al igual que Replay, una pieza de Philip Glass con Maia Makhateli y Artur Shesterikov del Het Nationale Ballet.
Romeo y Julieta fue otra muestra de la danza en su más pura expresión con la pareja de baile conformada por Olrdya Novikova y Leonid Sarafanov. Con Paganini, que tuvo como invitado al músico Luis Antonio Vital, violonchelista de la Orquesta Sinfónica del Estado de México y la interpretación de Gómes, hubo un juego de sincrónico de sonido y movimiento.
El Pas de deux del Cisne Negro con Joseph Gatti del Wiener Staballet y la estrella internacional Liudmilla Konovalova marcaron un momento más de la esencia y belleza del ballet que se reafirmó cuando Carrillo volvió a aparecer en escena con La creación, acompañada de Mikhail Kaniskin. Su menuda figura se hizo grande en el proscenio.
Después del intermedio, en el cual el mandatario aprovechó para saludar a la bailarina oriunda de Texcoco, Estado de México, se dio paso a la segunda parte de la puesta en escena en el máximo recinto cultural de nuestro país, que se conformó por White Darkness, de Duato con la interpretación de los primeros bailarines y solistas del Staasballett Berlín quienes potencian su expresión corporal y la propuesta de esta pieza es una reflexión abierta al mundo de las drogas, coreografía que se vio por primera vez en México y que como todo el espectáculo mereció una fuerte ovación del público que disfrutó de principio a fin y en todo momento, de la Gala de Estrellas del Ballet.
