En el marco del Congreso “Manifestaciones religiosas en el mundo novohispano”, la arqueóloga Ana Rita Valero de García Lascuraín, catedrática del Colegio San Ignacio de Loyola, impartió la conferencia “Devociones marianas: el guadalupanismo”, en la que aseguró que el libro “Nican mopohua”, además de jugar un papel fundamental en la evangelización del pueblo mexicano, fue parte aguas de un cambio en la literatura.
Dijo que en este escenario de congojo, resentimiento y desorientación, la gente se vio en la necesidad de buscar una nueva devoción que le prometiera una idea de reconciliación y alianza; la búsqueda terminó al encontrar a la Virgen de Guadalupe en el “Nican mopohua”, documento que confirma y que describe las apariciones de la imagen, del nueve al 12 de diciembre de 1531.
“Entender la devoción a la Virgen de Guadalupe y comprender el origen de su génesis más profunda implica volver ojos al pasado, al México de los años anteriores a la Conquista cuando se sufrió una de las crisis más severas que hayan pasado en esta región; fue un momento muy intenso en el que las comunidades indígenas apenas comenzaban a reacomodarse”, explicó.
Explicó que la gente creyó tanto en la historia que, con el paso del tiempo, fue necesario construir un lugar en el que los pobladores pudieran ir a adorar a la Virgen para pedirle favores; por lo que se construyó a los pies del cerro del Tepeyac una iglesia “sin mayores pretensiones, que conectaba con diferentes caminos del país, como como el de Veracruz, importantísimo para su época”.
Dijo que situar al templo en esa ubicación fue crucial para que la historia contada en el “Nican mopohua” se esparciera por todo el país con éxito, resultado que atribuye también a la calidad del texto escrito en náhuatl, “independientemente de su contexto religioso, estos relatos han sido considerados como unos de los más ricos en la literatura náhuatl, pues tienen muchas virtudes de la literatura”.
La antropóloga narró que con el paso de los años y de la propagación de las historias y milagros de la Virgen de Guadalupe, en el siglo XVII se propició otro gran cambio: españoles e indígenas “se unieron ante la Virgen sin ninguna pretensión, todos se arrodillaron ante ella para comenzar a convivir y trabajar juntos”, detalló.
Dijo que gracias a esto, se generaron nuevas aportaciones literarias, escritas por los estudiosos criollos de entonces que vieron en el tema guadalupano una oportunidad para colaborar; entre estos resalta el teólogo Miguel Sánchez, que publicó en 1648 la primera historia de la Virgen de Guadalupe, desde un aspecto académico.
Señaló que desde entonces, en los últimos 25 años, muchas personalidades han seguido este ejemplo, pues se han dedicado a la lectura y re lectura del “Nican mopohua” para después encabezar sus propios documentos; autores como Miguel León Portilla, José Luis Guerrero, Eduardo Chávez, Gustavo Watson, Mario Rojas, Javier Novés, han contribuido a este universo de investigaciones “que sigue siendo extraordinariamente rico”.
“NICAN MOPOHUA”
Esta publicación cuenta con 16 páginas que se encuentran bajo el resguardo de la Biblioteca Pública de Nueva York. Se trata de una obra hecha en un contexto indígena por Antonio Valeriano, considerado por sus contemporáneos como “el más sabio” de los discípulos del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco.