- "Las únicas personas para mí son los locos, locos por vivir,
- locos por hablar, locos por salvarse, deseosos de todo al mismo tiempo,
- los que nunca bostezan o dicen cosas comunes,
- aquellos que queman, queman, queman
- como fabulosas velas romanas amarillas
- explotando como arañas a través de las estrellas…”
─ Jack Kerouac. On the Road
En los años cuarenta del siglo pasado surgió en Estados Unidos un grupo de escritores jóvenes, incipientes y con más locuras que experiencia, con más ganas de vivir que esperar a vivir, y quienes coincidían en que querían cambiar las cosas no sólo en la forma de llevar sus vidas como también en la manera de escribir al impulso de una nueva forma de hacer literatura basada en la libertad irreverente; el día a día y el momento exacto que es este instante, con sus locuras y extremos. Entenderse sólo en el hoy: ni ayer: ni mañana: hoy.
Esa generación vivió un EU en el cual prevalecía, más que hoy, el conservadurismo, con sus valores protestantes, calvinistas y su culto al trabajo ‘su aprecio a los logros materiales y su convicción de un mundo dividido entre elegidos y condenados’. Esos valores de la riqueza y el bienestar individual por encima de todo.
De pronto aquellos muchachos que se habían conocido en Nueva York y que, con otros, se encontraron en la Universidad de Columbia, comenzaron a hablar y hablar y hablar y a escribir de su realidad y su tiempo: el alcohol, la libertad sexual, las drogas, la filosofía de la vida del estar en paz, para conseguir la paz. Se juntaron para escribir poesía y prosa y los unía, además, su pasión por el jazz y el rock.
Se les conoce como “La Generación Beat”, una corriente de pensamiento que repudiaba el ‘stablishment’; que repudiaba las formas conservadoras de vivir y de pensar y la que sustentaba sus propuestas en la libertad exacta. Sin ataduras y sin complejos. Sin sentido de culpa y sin restricciones.
Jack Kerouac lo dice así: “La Generación Beat fue una visión que tuvimos John Clellon Holmes y yo, y Allen Ginsberg más salvajemente todavía, hacia fines de los años cuarenta. Una generación de hipsters locos e iluminados, que apareció de pronto y comenzó a errar por los caminos de América, graves, indiscretos, haciendo dedo, harapientos, beatíficos, hermosos, de una fea belleza beat —fue una visión que tuvimos cuando oímos la palabra beat en las esquinas de Times Square y en el Village, y en los centros de otras ciudades en las noches de la América de la posguerra. Beat quería decir derrotado y marginado pero a la vez colmado de una convicción muy intensa. Llegamos incluso a escuchar a los viejos Padres Hipsters de 1910 usar la palabra en ese mismo sentido, con una entonación melancólica.”
“La filosofía de la Generación Beat y otros escritos”, Jack Kerouac”
Sus fundadores fueron Jack Kerouac, quien le da el nombre y quien aporta su monumental novela “En el camino” (1957) que nace de un recorrido enloquecido por las carreteras de Estados Unidos y México. Gran parte de la obra fue escrita en este país durante una de las estancias de Kerouac en el Distrito Federal.
También Allen Ginsberg, autor del determinante poema “Aullido” (1956) y William S. Burroughs y su “El almuerzo desnudo” (1959). Obras inmortales de la literatura estadounidense, emblema de una generación como también de la creación literaria del desánimo luego de la Segunda Guerra Mundial.
Casualmente dos de los autores de La Generación Beat, escribieron su obra en México. Un país del que se sentían atraídos y en donde se sentían muy a gusto. Lo subrayaban al mismo tiempo que recordaban siempre el infinito laberinto en el que se metieron acometidos por la locura mexicana y por su propia locura en tierra del todo permitido:
… Has salido del bar con la espalda a la pared y te has vuelto a la calle. Sirvieron café mezclado con ron y nuez moscada. Mambos atronadores de todas partes. Cientos de putas se alinearon a lo largo de las calles oscuras y estrechas y sus tristes ojos se brillaban en nosotros en la noche. Sorprendidos en un frenesí y un sueñoJack Kerouac
Kerouac es considerado el fundador de La Generación Beat. Nació en Lowell, Massachusetts, EUA en 1922 y murió en Florida en 1969 por cirrosis. Su vida, como su obra, estuvo fuertemente influenciada por el jazz. Adoraba a Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Thelonious Monk. Tuvo influencias de la filosofía budista y en la literatura admiró a Ernest Hemingway, Jack London y William Saroyan; conoció a pie juntillas a James Joyce y nunca ocultó su admiración profunda por Thomas Wolfe.
Es el creador de un estilo narrativo denominado “prosa espontánea” que es una manera de escribir “casi en éxtasis”. La idea era escribir tal y como salían las cosas. Palabra a palabra en un aquelarre verbal.
A través de ésta quería huir de las viejas formas para exponer la realidad en sí misma: tal cual. Utilizó el mínimo de puntuación que aniquila –decía- el instante emocional de la lectura e introspección literaria, en tanto que le daba un sentido de ‘oralidad’ y la recuperación de “los sonidos” de las palabras.“Quiero ser considerado un poeta del jazz”.
A los veintidós años tuvo un problema con la justicia estadounidense al ser acusado de complicidad en el asesinato de David Kammerer por su amigo Lucien Carr en agosto de 1944. Salió libre pero su sentido de la vida cambió y el sentido de su obra.
A finales de los cuarenta, junto con su amigo Neal Cassidy toma su carro y recorre Estados Unidos hacia México. Aquí concluyó “En el camino” en apenas tres semanas, su obra cumbre, en la que relata aquel viaje enloquecido, en busca de su propia libertad con el acompañamiento de la droga, el sexo, el jazz y el alcohol.
Ninguna obra como ésta influyó tanto a la generación de escritores jóvenes como también sería el germen del movimiento hippie de años más tarde. Pero nadie quería publicarla. Era irreverente, excesiva, mordaz, expresiva e “ilegible” le dijeron. Al final, consiguió que la publicaran en 1957 luego de eliminar escenas ‘explicitas’ que para el editor fueron el extremo. Inmediato fue un hito mundial. Sus ventas rebasaron toda expectativa y él pasó a la fama internacional sin quererlo. De hecho deploraba esa fama y ese estruendo.
Los días de México
Vivió en México y recorrió los lugares más inmundos de su capital. Se enamoró de este país. En su cuarto viaje en 1955 escribió, en su homenaje, dos obras indispensables. “Tristessa” (1960) en la que ‘Ciudad de México aparece como un lugar simbólico y los personajes, entre los que se encuentra él mismo, encarnan principios como la salvación, el amor y la inmortalidad’.
“Para Kerouac México era un país a la vez sórdido y esperanzador, repulsivo y puro, donde el hieratismo y la aparente falta de belleza de las mujeres indígenas ocultaban una personalidad maternal sagrada. México, no el mestizo sino el indígena, era un cactus rodeado de espinas que en sus entrañas guardaba una pulpa mágica…” (Jorge García Robles)
Y su mejor libro de poemas: “Mexico City Blues”… Lo escribió entre agosto y los primeros días de septiembre de 1955 y “cuyo crédito inspirador le pertenece en su totalidad a la Ciudad de México. Todo aquel amateur de la generación beat sabrá la importancia que tuvo México para el hueste de escritores/viajeros americanos en búsqueda de la verdad ignorada en una América postguerra…”
“Debatiéndose entre ese seductor jameo de la pluma y el desliz inconsciente de sus dedos, Kerouac escribió Mexico City Blues por aquellos años 50’s (…) En este poemario de 242 coros, se puede apreciar el radical cambio de prosa a verso en la vida de K. Limitado por el tamaño de su libreta de bolsillo y determinado por el tiempo y por la redacción espontánea, influencia directa de las composiciones de jazz y su ritmo”.(Arte y Cultura)
Y de vuelta a “En el camino” (“On the road”) que no deja de ser el himno en prosa de su generación. Un sello particular de quien quiso vagar por su país en busca de Dios. Y lo encontró. “Lo encontré en el cielo… No hay otra salida para el hombre santo: debe sudar para Dios”.
Y seguiría su influencia y de La Generación Beat en la literatura estadounidense, la de la inconformidad, la del reclamo, la de la rebeldía y la de la música. La obra de Kerouac está en The Doors, Jim Morrison, Arthur Lee, Janis Joplin… Está en “Light my fire”. Está en Bob Dylan y toda la nueva generación rebelde-en rebeldía.
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