/ domingo 7 de agosto de 2022

Traer el pasado es revivir: Gonzalo Celorio hurga en su memoria literaria

El escritor y ensayista recupera en 20 relatos los lazos que lo unen a sus contemporáneos en el libro Mentideros de la memoria 

Gonzalo Celorio (México, 1948) da rienda suelta a la memoria; a ese "montón de espejos rotos", como define.

“Traer el pasado es revivir, es como volver a leer a tu autor favorito”, señaló en una charla con El Sol de México el novelista y ensayista a propósito de su nuevo libro Mentideros de la memoria (Tusquets, 2022), un compendio de 20 relatos sobre los escritores contemporáneos con quienes estableció una amistad o influyeron en su labor literaria.

“La memoria es el común denominador de toda mi obra literaria, y en este libro está relacionada con los escritores que tuve el privilegio de conocer, tratar o leer. Me parece que es lo que predomina: la recreación de esas lecturas que hice de escritores tan importantes en la vida. Y también hay un elemento ficcional, por eso no me atrevería a ubicar este libro en un género específico”, apuntó.

"Tiene mucho de ensayo, pero de un tratamiento narrativo de ficción a veces, es una especie de autobiografía en donde el personaje principal no soy yo, soy el testigo de sucesos que ocurren a otros autores”.

El también director de la Academia Mexicana de la Lengua precisó que el libro contiene ensayos o narraciones que, en algunos casos, había escrito mucho tiempo atrás y no encontraba forma de publicarlos, hasta ahora que inició una suerte de serie literaria sobre la memoria, y que tal vez tiene origen en sus tres novelas previas: Los apóstatas (Tusquets, 2020), Tres lindas cubanas (2006) y El metal y la escoria (2014), dedicadas a los recuerdos sobre su familia.

“Uno llega a la edad de la relectura, y escribir estos textos es equivalente a releer, es la recuperación como de los amores perdidos, recuperación de la vida y ha sido para mí gratificante escribir este libro porque muchos de los textos que integran este volumen no fueron para este volumen, sino que se escribieron a lo largo del tiempo”, añadió.

Los personajes que aparecen en los relatos van desde Juan José Arreola, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Augusto Monterroso, Gabriel García Márquez, hasta Umberto Eco. Celorio escribe no desde la indiscreción, sino desde el homenaje a la amistad y al personaje. Es cierto que trae a cuenta anécdotas de carácter personal, por ejemplo, recuera el suicidio del hijo no reconocido del poeta Jaime Sabines, o el velorio de Natasha, hija de Carlos Fuentes, de quien nunca se conoció el motivo de su muerte tan temprana.

Estos recuerdos íntimos dan pie a honrar la literatura de cada autor, y Celorio señaló que cada relato es un agradecimiento por la enseñanza. De Arreola y Borges, reconoce cómo le influyeron en el gusto por la palabra exacta, el trabajo literario muy disciplinado; de Fuentes aprendió el gusto fundamental por la Ciudad de México; de Augusto Monterroso heredó su economía verbal, por mencionar algunos de los autores seleccionados para este primer volumen de memorias.

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El autor, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2010, adelantó que trabaja en un siguiente libro donde la memoria también es el eje. En este caso serán las memorias de su vida personal vinculada con la pública, e incluirá algunos textos sobre autores cercanos a él.

“Estoy haciendo mis memorias ahora que ya llegué a la edad propia de hacer memorias; la diferencia es que en este actual libro los protagonista son los otros y en el que estoy escribiendo yo tengo un papel protagónico y la singularidad es que mezclo la vida privada con la vida pública”, precisó.

Gonzalo Celorio (México, 1948) da rienda suelta a la memoria; a ese "montón de espejos rotos", como define.

“Traer el pasado es revivir, es como volver a leer a tu autor favorito”, señaló en una charla con El Sol de México el novelista y ensayista a propósito de su nuevo libro Mentideros de la memoria (Tusquets, 2022), un compendio de 20 relatos sobre los escritores contemporáneos con quienes estableció una amistad o influyeron en su labor literaria.

“La memoria es el común denominador de toda mi obra literaria, y en este libro está relacionada con los escritores que tuve el privilegio de conocer, tratar o leer. Me parece que es lo que predomina: la recreación de esas lecturas que hice de escritores tan importantes en la vida. Y también hay un elemento ficcional, por eso no me atrevería a ubicar este libro en un género específico”, apuntó.

"Tiene mucho de ensayo, pero de un tratamiento narrativo de ficción a veces, es una especie de autobiografía en donde el personaje principal no soy yo, soy el testigo de sucesos que ocurren a otros autores”.

El también director de la Academia Mexicana de la Lengua precisó que el libro contiene ensayos o narraciones que, en algunos casos, había escrito mucho tiempo atrás y no encontraba forma de publicarlos, hasta ahora que inició una suerte de serie literaria sobre la memoria, y que tal vez tiene origen en sus tres novelas previas: Los apóstatas (Tusquets, 2020), Tres lindas cubanas (2006) y El metal y la escoria (2014), dedicadas a los recuerdos sobre su familia.

“Uno llega a la edad de la relectura, y escribir estos textos es equivalente a releer, es la recuperación como de los amores perdidos, recuperación de la vida y ha sido para mí gratificante escribir este libro porque muchos de los textos que integran este volumen no fueron para este volumen, sino que se escribieron a lo largo del tiempo”, añadió.

Los personajes que aparecen en los relatos van desde Juan José Arreola, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Augusto Monterroso, Gabriel García Márquez, hasta Umberto Eco. Celorio escribe no desde la indiscreción, sino desde el homenaje a la amistad y al personaje. Es cierto que trae a cuenta anécdotas de carácter personal, por ejemplo, recuera el suicidio del hijo no reconocido del poeta Jaime Sabines, o el velorio de Natasha, hija de Carlos Fuentes, de quien nunca se conoció el motivo de su muerte tan temprana.

Estos recuerdos íntimos dan pie a honrar la literatura de cada autor, y Celorio señaló que cada relato es un agradecimiento por la enseñanza. De Arreola y Borges, reconoce cómo le influyeron en el gusto por la palabra exacta, el trabajo literario muy disciplinado; de Fuentes aprendió el gusto fundamental por la Ciudad de México; de Augusto Monterroso heredó su economía verbal, por mencionar algunos de los autores seleccionados para este primer volumen de memorias.

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El autor, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2010, adelantó que trabaja en un siguiente libro donde la memoria también es el eje. En este caso serán las memorias de su vida personal vinculada con la pública, e incluirá algunos textos sobre autores cercanos a él.

“Estoy haciendo mis memorias ahora que ya llegué a la edad propia de hacer memorias; la diferencia es que en este actual libro los protagonista son los otros y en el que estoy escribiendo yo tengo un papel protagónico y la singularidad es que mezclo la vida privada con la vida pública”, precisó.

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