En 2010, a la periodista Carolina Hernández le pusieron una AK-47 en la cabeza y le robaron su camioneta en un retén ilegal durante la época en la que trabajaba en Reynosa, Tamaulipas.
Entonces decidió dejarlo todo para salvar su vida y tranquilidad, a pesar de tener que abandonar su casa, la cual recién había adquirido gracias a un crédito que pagaría a un plazo de 30 años.
Hoy en día, luego de trabajar en varios medios impresos, ha logrado convertirse en analista y creadora de contenido independiente. Su trabajo se ha mantenido relacionado con la denuncia del crimen organizado, así como la defensa de los derechos humanos en distintos medios, como Latinus o Código Magenta. Su realidad es más tranquila, aunque no ha podido regresar a su casa.
En su primer audiolibro, “Nos están matando. Una historia de desplazamiento forzado en México”, producido por la editorial Audiolibre, Carolina narra su propia historia y la de otros, utilizando herramientas del reportaje, la literatura de no ficción y el testimonio, priorizando la narración de los hechos personales sobre los datos duros.
“Hemos escuchado tanto sobre estas noticias que de pronto olvidamos la magnitud que tienen. Eso nos pasa a todos, también en el periodismo normalizamos la violencia. Pero a mí me parece muy importante poner en su contexto real cada historia de desplazamiento, la cual se vería potenciada por la de las otras 250 mil personas que han tenido que desplazarse y así acercarnos a lo humano del problema”, comenta Carolina Hernández, en entrevista con El Sol de México.
EL MONSTRUO EN LA FILA DE LAS TORTILLAS
El audiolibro permite conocer al escucha, tanto la historia personal de Carolina, como su relación con las coyunturas históricas que influyeron en el cambio de vidas y comunidades en Tamaulipas y otras partes del país, como la llamada “guerra contra el narcotráfico”, declarada en 2006 por el entonces presidente Felipe Calderón, o la ruptura de la alianzas de los cárteles de Los Zetas y del Golfo en 2010.
La historia no sólo retrata la condición de las víctimas del desplazamiento forzado, sino, también, de los victimarios, que pueden llegar a ser niños reclutados por las células criminales. Historias en las que la autora se detiene aún más que la misma descripción de la sangrienta genealogía de los grandes capos de la droga que, hasta la fecha se disputan varios territorios del país.
“Yo sí creo que el dejar de verlos (a los victimarios) como personas nos impide ver la gravedad del asunto, porque solemos creer que son monstruos con sólo ciertas características, pero resulta que no son así. Ese sujeto, que pudo desaparecer en ácido a tres cabrones, es el mismo que puede estar contigo en la fila de las tortillas, o que fue tu amigo en la primaria. Es algo muy grave porque, en ciudades como las que menciono, son parte de la cotidianidad”.
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CABALLO DE TROYA
En cuanto al estilo literario que se puede en percibir en algunos pasajes “novelados”, Carolina Hernández asegura que es un recurso que ya había sido utilizado por otros periodistas e investigadores, como Francisco Martín Moreno, en su libro “Los arrebatos carnales”, quien suele humanizar a personajes históricos a partir de información documental.
“Este no es un documental, si lo fuera tendría que tener mucho más rigor formal. Y como no lo es, creo que permite una mayor libertad creativa para contar desde otros lugares. Pienso que esta manera de ir contando, junto a los datos que sí son duros, puede generar un mayor impacto. Un Caballo de Troya que permite que te quedes con la información a través de la empatía”, finaliza la autora.