El artesano Pedro Amador Reyes Juárez cumplirá en mayo próximo 20 años de tallar madera, especializándose en la elaboración de máscaras de carnaval, habilidad que le ha dado renombre internacional por el realismo y personalización en cada pieza.
Originario de Tlatempan, comunidad de San Pablo Apetatitlán, el artesano refiere que su familia es pionera en esta labor, grado tal que son referencia para otros productores de máscaras de Amaxac, Mazatecohco, Teolocholco y Panotla.
Aunque lo que le ha dado popularidad es la elaboración de máscaras, su profesión es la talla de madera, de ahí que también fabrica imágenes religiosas, bustos de personajes y todo lo de este material que pueda ser transformado.
Para Reyes Juárez, la temporada alta comienza en los tres meses previos a la celebración de carnaval, de ahí que pasa la mayor parte del día en su taller ataviado con ropa de trabajo y un delantal de mezclilla como única protección para manipular el ayacahuite, madera que emplea en sus creaciones.
En cada carnaval elabora entre cinco y seis piezas en 15 días, por lo que en cada fiesta carnestolenda puede ofertar hasta 30 piezas nuevas, no obstante, no todas son fabricadas en el mismo año.
La elaboración sigue un proceso riguroso, que va desde la selección del trozo de madera, el tallado, delimitar el eje de simetría, eliminar asperezas, perfilar, definir la silueta, el tallado para definir facciones, resanar, fijar la superficie, el repellado, pulir y, finalmente, dar brillo con esmalte.
De ahí que no desempeña una profesión sencilla, pues está expuesto a sufrir un sinnúmero de lesiones por el uso de herramientas y la carente protección en las manos.
Recordó que su profesión es una herencia familiar, pues nació entre artesanos dedicados a la talla de madera, pues su abuelo y padre se dedicaron a esta noble práctica.
Dijo que es artesano por la falta de áreas de oportunidad para desarrollarse como ingeniero en sistemas computacionales y por preservar el legado que le heredaron.
El taller está ubicado en calle de Jesús número ocho, interior A, en Tlatempan, municipio de Apetatitlán.
ENTRE OCHO Y 15 DÍAS DE ELABORACIÓN
Desde la selección de la madera hasta que son puestas a la venta, la elaboración de una máscara tarda ocho días en las mejores condiciones climáticas, pero si se presenta lluvia o hace frío el trabajo se retrasa, lo que implica hasta 15 días en culminar una pieza.
Las pinturas que emplean son esmaltes y óleo, la madera que emplea es ayacahuite por ser suave, parecida al pino. La viga es de 2.50 metros de largo, que se corta en trozos de 18 centímetros de ancho por 11 de alto para evitar el desperdicio de material.
TLAXCALA, VANGUARDISTA EN MÁSCARAS DE CARNAVAL
El artesano recordó que Tlaxcala fue el primer estado que innovó con los ojos movibles en las máscaras.
Indicó que en el país existen más de 200 tipos, pero todas presentan los ojos fijos, no obstante, la entidad mantiene el crédito de incursionar en el movimiento de los parpados desde hace unos 25 o 30 años.
Mencionó que su abuelo, Carlos Reyes Acoltzi, pionero de la escultura en la entidad, no permitió que su trabajo fuera defeccionado, de ahí que no entregó artesanías con esta particularidad, pero en sus ratos libres experimentó para adaptar esta inquietud que le solicitaron los danzantes de la época.
“Incrustó un alambre de lado a lado para sujetar los ojos, al que adaptó una cruceta que era colocada en lengua de la persona que portaba la máscara, cuando movían esa cruceta se movían los ojos, por eso adoptaron el término de ‘máscaras de ojos movibles’, más adelante, ingeniaron otras técnicas para que tuvieran un movimiento más natural, como se conocen en la actualidad”, explicó.
Indicó que de 20 piezas que elabora, una es con ojos fijos, por lo que el 95 % de las máscaras tienen ojos movibles.
BUSCA PRESERVAR LA TALLA EN MADERA
Consolidar su profesión y evitar que la talla en madera desaparezca, es uno de los objetivos de Pedro Reyes, al considerar que este oficio le da identidad al estado y la labor de su padre y abuelo forma parte de la historia, la cual debe ser heredada a las futuras generaciones.
TENDENCIAS
La tendencia para este año en máscaras de carnaval, son los rayos en el cabello, los danzantes que tienen máscaras tradicionales las personalizan con coloridos destellos que combinan con su indumentaria, los más extravagantes son los tonos metálicos.
Además, algunos clientes han solicitado máscaras con guiños.
COSTOS
La máscara lisa, que no lleva pelo o barba, cuesta tres mil pesos; la que tiene pelo hasta la patilla y bigote recortado sin barba tiene un costo de tres mil 300 pesos; la “barbona” es de tres mil 500 pesos; mientras que los pedidos especiales superan los cuatro mil.
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