Hasta hace unas décadas, en vísperas de la festividad de Todos los Santos, era común que niños recorrieran las parcelas de sus abuelos para elegir la mejor calabaza o chilacayote ; su tamaño y color eran determinantes para lograr una espeluznante calavera.
Al anochecer, el primero de noviembre, incluso días antes de culminar octubre, en las calles se lograban ver pequeñas luces guidas por entusiasmados niños que pedían “su calaverita” a quienes transitaban por su camino o en negocios.
Al final de un largo recorrido, los infantes lograban recolectar bastas cantidades de dulces, pan de muerto, mandarinas, cañas y unas cuantas monedas. Sin saberlo, estos pequeños preservaban las costumbres y mantenía vigente este fruto usado en ritos mortuorios por los pueblos nahuas.
En ese sentido es de señalar que en algunas comunidades indígenas aún se utiliza un chilacayote partido a la mitad, el cual se coloca debajo del féretro del difunto para que, combinado con vinagre, arenal, cal y pedazos de ladrillos, absorba los malhumores del finado.
En Tlaxcala la tradición de pedir calaverita con calabazas criollas o chilacayotes en cada vez menos común. Actualmente, éstas son sustituidas por recipientes de plástico que simulan una calabaza, cuyo color y forma es similar a las de castilla utilizadas en Halloween, festividad característica de Estados Unidos.
SINCRETISMO CULTURAL
En la actualidad ambas festividades (Día de muertos y Halloween) coexisten como manifestaciones culturales distintas, pero que logran complementarse, pues es común ver a los niños ayudar a colocar una ofrenda y disfrazarse para pedir dulces de casa en casa.
A pesar de que estas tradiciones suelen tener un objetivo en común, existe algo que las diferencia: las almas.
En el Día de Muertos se les ofrece a través de ofrendas comida y agua, incluso se les llama colocando fotografías; mientras que en Halloween los disfraces de brujas, demonios o fantasmas son usados para ahuyentar a los espíritus malignos.
TUTORIAL
¿Cómo hacer una calavera tradicional con calabaza?
A continuación te enseñamos en diez sencillos pasos cómo elaborar una calavera tradicional:
Lo primero que necesitarás es una calabaza o chilacayote mediano, una cuchara, una vela, un chuchillo y un metro de alambre o cuerda.
PROCEDIMIENTO
- Paso 1. Sobre la calabaza dibuja un cuadro grande y procede a cortarlo.
- Paso 2. Haz varios cortes sobre la línea dibujada hasta lograr el desprendimiento de lo que será la tapa.
- Paso 3. Con una cuchara resistente vacía el interior de la calabaza.
- Paso 4. Marca o pinta con rotulador el diseño que hayas escogido (puedes buscar ideas en internet).
- Paso 5. Escoge un cuchillo largo y comienza a cortar la calabaza siguiendo las líneas previamente trazadas (para mayor precisión da pequeños golpes de palanca).
- Paso 6. Retira las piezas cortadas con mucho cuidado
- Paso 7. Puedes agregarle algún detalle que la haga parecer más terrorífica, nosotros elegimos ramas pequeñas para simular los colmillos.
- Paso 8. Perfora cuatro o dos orificios para sujetar la calabaza con el alambre o cuerda.
- Paso 9. Haz otro orificio en el centro de la parte inferior de la calabaza para incrustar la vela.
- Paso 10. Enciende la vela. Ya estás listo para salir a “pedir tu calaverita”
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