La leyenda cuenta que en 1880 llegó a Huamantla un prestigiado abogado acompañado de su esposa y tres hijos.
En contra esquina del venero construyó una casona que pronto fue llamada por los habitantes como “Los Altos Merino”, cuya construcción es hoy una notaría.
Se dice que, por las noches, una joven mujer se aparecía en esta fuente; su delicada belleza atraía a los hombres, quienes en su intento por conquistarla desaparecían misteriosamente.
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