Hace 500 años, en el mes de mayo es asesinado, cerca de Texcoco, Axayactzin conocido en la historia como Xicohténcat, “el joven”. El capitán general de los ejércitos tlaxcaltecas y aquel que, desde el primer momento, en 1519, estuvo en contra de la llegada de los españoles.
Con una visión clara de la irrupción de un nuevo orden político y social, siempre se opuso con el objetivo de conservar la autonomía del pueblo tlaxcalteca obtenido con tanto sacrificio a través de dos siglos.
Xicohténcatl Axayacatzin es hoy un referente cultural en Tlaxcala debido a su valentía y gallardía por demostrar que aquella alianza entre españoles y tlaxcaltecas le depararía un mal para su pueblo.
Su resistencia le costó la vida; sin embargo, fue un “parteaguas” para que se considerara un símbolo de libertad y autoritarismo en el México independiente.
Es interesante entender que apenas cinco años después de consumarse la independencia de nuestro país se toma la figura de Xicohténcatl para representar ese discurso nacionalista, de identidad, de esa figura que defiende su pueblo, su cultura y sus raíces, explica el historiador Armando Díaz de la Mora.
Añade que, sin duda, desde el primer momento el héroe tlaxcalteca es reconocido como un gran personaje en la defensa de los indígenas y, a 500 años de su muerte, los tlaxcaltecas debemos sentirnos profundamente orgullosos de su legado.
AXAYACTZIN, SEÑORÍO DE TIZATLÁN
Hijo de Xicohténcatl “el viejo”, uno de los cuatro señores de Tlaxcala, Axayacatzin tenía entre 30 y 35 años cuando fue ejecutado. Se hizo cargo del señorío de Tizatlán poco antes de la Conquista debido a la avanzada edad de su progenitor.
A pesar de ser derrotados en dos ocasiones por los españoles en una lucha desigual por la pólvora, el acero y los caballos de artillería, se batió duramente contra los invasores, a los que incluso alimentó para que recuperaran fuerzas, y así, la victoria fuese atribuida más al valor de su ejército que a la debilidad del adversario.
Combatió hasta que su padre ordenó cesar las hostilidades y el resto de los señoríos decidieron negociar con Cortés, bajo la promesa de conservar la autonomía sobre su territorio.
Tras la derrota de Tenochtitlan, en la llamada “noche triste”, Cortés recibió el respaldo de Xicohtencatl “el viejo”, pese a la oposición de su hijo. Más tarde, Axayacatzin formó parte de las tropas invasoras, pero seguía convencido de que no sería una alianza entre iguales, por lo que en 1521 marchó a Tlaxcala con la intención de atacar nuevamente a los europeos sin lograrlo.
Tras una supuesta deserción de las filas del ejército español, Cortés ordenó aprehenderlo y ahorcarlo en Texcoco, concluyendo así la vida del militar que defendió a su pueblo de la invasión.
“JICOTÉNCAL”, PRIMERA NOVELA HISTÓRICA EN ESPAÑOL
Tras considerarse uno de los símbolos de la resistencia de los pueblos originarios mesoamericanos, en el año de 1826 se escribió la primera novela histórica a nivel mundial en español bajo el título “Jicoténcal”, enalteciendo en ella la figura del héroe tlaxcalteca.
La obra en dos tomos de 224 y 247 páginas, respectivamente, fue publicada en Filadelfia, (aunque otros autores aseguran fue en La Habana), narra el dilema de los indígenas tlaxcaltecas entre aliarse a los españoles para derrotar a sus enemigos los mexicas o repelar al invasor.
En ella resalta el joven Xicohténcatl como un jefe opuesto a que Tlaxcala se aliara a los españoles, cediéndoles el paso en su ruta a Tenochtitlan y dándoles auxilio militar, pero que terminó ejecutado por Cortés acusado de traición por acercarse a los aztecas.
Entretejida con estos acontecimientos históricos se encuentra un relato de amor que liga al joven Jicoténcal con Teutila, el cual es interrumpido también por Cortés.
TLAXCALA DE XICOHTÉNCATL
El 10 de mayo de 1932, durante el gobierno de Adrián Vázquez Sánchez, se expidió el decreto número 121 en el que se ordena el renombramiento de la ciudad bajo el nombre de Tlaxcala de Xicohténcatl.
A consecuencia de dicho decreto, se esculpe un monumento en honor a Xicohténcatl a cargo del artista Lorenzo Alvarado, cuya obra es recibida un 12 de mayo de 1970 y colocada años más tarde en las Escalinatas de los Héroes, la cual, hasta este momento, permanece como un importante símbolo de la tlaxcaltequidad.
Por su parte, la se encuentra en la Plaza Xicohténcatl fue colocada en el mes de mayo en 1941.
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