Tucson marcará un antes y un después en la historia de Hyundai en cuanto a diseño se refiere, uno que ya nos comenzaba a adelantar su hermana menor, Creta, y que en Tucson alcanzó su máxima definición.
Y es que más que un vehículo de producción en serie de 4.50 metros de largo y 1.65 de alto, sus líneas futuristas son más propias a las de un concept car, comenzando por la parte frontal, donde los extremos de la norme parrilla se integran perfectamente con las luces diurnas LED, las cuales crean patrones de iluminación semejantes a las figuras internas de este componente.
Algo que también llama mucho la atención es la posición de los faros principales, los cuales no están colocados en la posición convencional, sino que ocupan un espacio en los extremos inferiores de la fascia, las cual también presume de líneas anguladas.
En las vistas laterales la fórmula se repite, donde las líneas de carácter, rectas y también anguladas, lucen muy remarcadas, un efecto que permite ensanchar las salpicaderas para darle un aspecto más robusto a todo el conjunto.
La parte trasera no pasó desapercibida para los diseñadores de Hyundai, pues un patrón de rombos decora la parte inferior de la fascia, la cual integra un discreto difusor. Más arriba, en la parte media de la cajuela, las triangulares calaveras también aportar mucho para crear ese efecto tridimensional, el cual se complementa con el discreto alerón ubicado en la parte superior.
Curiosamente, el interior no buscó replicar los trazos angulados del exterior, al contrario, ofrece un ambiente minimalista, en el que se respira una gran calidad en cuanto a la selección de los materiales y ensambles, y en donde las protagonistas son las dos pantallas del tablero, una de 10.25 pulgadas destinada al panel de instrumentos y una segunda, del mismo tamaño, para el sistema de infoentretenimiento, el cual ofrece conectividad Apple CarPlay y Android auto, así como la posibilidad de manipular, entre muchas otras funciones, el equipo de audio firmado por Krell con 8 bocinas.
Por debajo de esta pantalla, se encuentra el panel para operar el aire acondicionado, libre de botones y en los que basta presionar los iconos de cada función para ponerlo a funcionar. En conjunto con la botonera de la transmisión en lugar de la tradicional palanca, ubicada en la consola central, la piel que cubre los asientos, y el nuevo diseño del volante, le otorgan al habitáculo un acabado muy sofisticado.
Para conocer las cualidades dinámicas, Hyundai nos convocó a un viaje de la Ciudad de México a San Miguel de Allende, en Guanajuato, y debemos decir que el comportamiento nos dejó sorprendidos, gracias a la puesta a punto de la suspensión, la cual ofrece mucho confort y mantiene a todo el conjunto con un buen balance y equilibrio, sobre todo al momento de entrar a las curvas.
La respuesta al pisar el acelerador es ágil y contundente, gracias al motor de cuatro cilindros de 2.5 litros, que genera 187 caballos de fuerza y 178 libras-pie de torque al eje delantero, acoplado a una transmisión automática de 8 velocidades. Su desempeño es tan bueno y ejecuta los cambios con tanta rapidez y precisión, que por momentos nos hace pensar que el motor, en lugar de ser atmosférico, equipa uno con turbo, manteniendo un consumo de combustible combinado por arriba de los 14 km/l.
En cuanto a seguridad, ofrece entre otros elementos, bolsas de aire frontales, laterales, de tipo cortina y central entre los pasajeros delanteros, frenos de disco con ABS, control de tracción y estabilidad, asistente de arranque en pendientes y mantenimiento de carril.
Ficha técnica
- Motor 2.5 L GDI
- Potencia 187 Hp
- Torque 178 lb-pie
- Transmisión automática 8 vel.
Precio y versión
- Limited Tech $624,900
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