/ miércoles 28 de marzo de 2018

Eduardo Moreno Loyo narra como llegó la flama olímpica a Veracruz en 1968

Está muy cerca de cumplirse 50 años de que México albergó los Juegos Olímpicos en 1968

Veracruz.- En los Juegos Olímpicos de 1968 se vivió algo sin precedente cuando por primera vez la llama olímpica llegó a tierra mexicana por mar, siendo transportada por 17 nadadores que integraban la selección nacional de la especialidad, en la que Eduardo Moreno Loyo era el capitán. Fue una experiencia indescriptible que sin guardarse nada expuso el mismo nadador nacido en Veracruz, que compartió su experiencia con el Diario de los Deportistas.

Está muy cerca de cumplirse 50 años de que México albergó los Juegos Olímpicos en 1968, y durante este tiempo se han contado diferente anécdotas, de cómo los deportistas mexicanos vivieron esa fiesta, cómo la disfrutaron y la sufrieron para ganar una medalla. Eduardo compartió sus momentos de gloria, de cómo fue la situación previa a la gran fiesta y todo lo que poca gente vio para que se desarrollara la justa veraniega.

Fue en 1963, en Baden, Alemania, donde se decidió que México fuera sede de la XIX Olimpiada de la era moderna, en aquel tiempo Moreno Loyo fue portador del fuego olímpico en su paso por Veracruz, y narró cómo fue la idea de transportar el fuego olímpico hasta la ciudad capital.

“Para esta justa se decidió en Veracruz que la flama olímpica fuera recibida por un relevo de nadadores, esto causo cierta polémica y dudas, porque se hablaba de que si nos topábamos con los tiburones, que si hacía mal tiempo, en fin, se presentó la propuesta al municipio y se enteró el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien el presidente del comité organizador, y dijo que era una magnífica idea”, acotó.

El 6 de octubre de 1968, el buque “Durango” partió con 17 nadadores veracruzanos, quienes trasladaron el fuego olímpico a tierra, cada uno de los deportistas representaba a una entidad que tiene costas en el país.

“Primero salió del Puerto de Palos, de Moguer, y llegó a San Salvador, de ahí en un buque de la armada mexicana fue traída al puerto, entonces Veracruz organizó y presentó al mundo el relevo acuático de 17 nadadores”.

Agregó: “Había un ambiente de tensión porque algunos días antes (el 2 de octubre y el día 6 de ese mismo mes), ocurrieron los violentos hechos de Tlatelolco, incluso a nosotros los nadadores nos dijeron que si escuchábamos balazos o detonaciones teníamos que protegernos. Esto casi nadie lo sabe, iban buzos armados debajo de nosotros, nos iban custodiando”, relató Eduardo.

Durante la travesía se vivía un ambiente de expectación porque no se sabía qué podía pasar, sin embargo, cerca de 60 mil personas se reunieron en el malecón y en los edificios cercanos, ya que fue un gran espectáculo la llegada de la flama y que fue reconocida al presentarse como una innovación de la natación.

“Causó una expectación mundial, era el primer acto de la olimpiada ya en tierra mexicana, ya había corresponsales extranjeros cubriendo el evento, afortunadamente Veracruz cumplió y todo salió muy bien, con la exigencia de la Marina y del protocolo olímpico. Nosotros hicimos nuestra parte para hacer quedar bien al estado y al país”.



LA FIESTA COMENZÓ

El capitán del equipo de natación recuerda con emoción cuando estaban en la entrada del estadio Olímpico Universitario, donde comenzaría
la fiesta.

“Uno de los momentos más emocionantes fue cuando entramos al estadio Olímpico formando parte de la delegación mexicana y al grito de ¡México, México!, sentía que del pecho se me salía el corazón, cumpliendo el sueño por el que había luchado deportivamente tantos años; fue un orgullo y una satisfacción tremenda”.

Luego de la inauguración, la competencia daba inicio y llegó la hora de dejar todo por México. La alberca olímpica Francisco Márquez les daba la bienvenida a los mejores nadadores del mundo, y Moreno Loyo recuerda cómo fue.

“Con el orgullo de representar a México y consecuentemente a Veracruz llegar a la alberca Olímpica fue una gran satisfacción, siempre con el nerviosismo a flor de piel. Se palpaba esa sensación de haber logrado por lo que tanto luchaste”, recordó.

“Yo era el segundo de México, el primero era Felipe el ‘Tibio’ Muñoz, quien a la postre fue el campeón olímpico en los 200 pecho, es un caso extraordinario. Dos años antes le ganaba al ‘Tibio’, pero él tuvo un desempeño tremendo y se encumbró totalmente, y yo competí como segundo pechista de México en esos Juegos Olímpicos”.

Sin embargo, el mayor logro que tuvo el ex olímpico mexicano fue que “el cuadro técnico nacional me nombrara capitán de la escuadra nacional, un cargo honorifico, simbólico que también me dio una gran satisfacción”,finalizó el orgulloso veracruzano.

Veracruz.- En los Juegos Olímpicos de 1968 se vivió algo sin precedente cuando por primera vez la llama olímpica llegó a tierra mexicana por mar, siendo transportada por 17 nadadores que integraban la selección nacional de la especialidad, en la que Eduardo Moreno Loyo era el capitán. Fue una experiencia indescriptible que sin guardarse nada expuso el mismo nadador nacido en Veracruz, que compartió su experiencia con el Diario de los Deportistas.

Está muy cerca de cumplirse 50 años de que México albergó los Juegos Olímpicos en 1968, y durante este tiempo se han contado diferente anécdotas, de cómo los deportistas mexicanos vivieron esa fiesta, cómo la disfrutaron y la sufrieron para ganar una medalla. Eduardo compartió sus momentos de gloria, de cómo fue la situación previa a la gran fiesta y todo lo que poca gente vio para que se desarrollara la justa veraniega.

Fue en 1963, en Baden, Alemania, donde se decidió que México fuera sede de la XIX Olimpiada de la era moderna, en aquel tiempo Moreno Loyo fue portador del fuego olímpico en su paso por Veracruz, y narró cómo fue la idea de transportar el fuego olímpico hasta la ciudad capital.

“Para esta justa se decidió en Veracruz que la flama olímpica fuera recibida por un relevo de nadadores, esto causo cierta polémica y dudas, porque se hablaba de que si nos topábamos con los tiburones, que si hacía mal tiempo, en fin, se presentó la propuesta al municipio y se enteró el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien el presidente del comité organizador, y dijo que era una magnífica idea”, acotó.

El 6 de octubre de 1968, el buque “Durango” partió con 17 nadadores veracruzanos, quienes trasladaron el fuego olímpico a tierra, cada uno de los deportistas representaba a una entidad que tiene costas en el país.

“Primero salió del Puerto de Palos, de Moguer, y llegó a San Salvador, de ahí en un buque de la armada mexicana fue traída al puerto, entonces Veracruz organizó y presentó al mundo el relevo acuático de 17 nadadores”.

Agregó: “Había un ambiente de tensión porque algunos días antes (el 2 de octubre y el día 6 de ese mismo mes), ocurrieron los violentos hechos de Tlatelolco, incluso a nosotros los nadadores nos dijeron que si escuchábamos balazos o detonaciones teníamos que protegernos. Esto casi nadie lo sabe, iban buzos armados debajo de nosotros, nos iban custodiando”, relató Eduardo.

Durante la travesía se vivía un ambiente de expectación porque no se sabía qué podía pasar, sin embargo, cerca de 60 mil personas se reunieron en el malecón y en los edificios cercanos, ya que fue un gran espectáculo la llegada de la flama y que fue reconocida al presentarse como una innovación de la natación.

“Causó una expectación mundial, era el primer acto de la olimpiada ya en tierra mexicana, ya había corresponsales extranjeros cubriendo el evento, afortunadamente Veracruz cumplió y todo salió muy bien, con la exigencia de la Marina y del protocolo olímpico. Nosotros hicimos nuestra parte para hacer quedar bien al estado y al país”.



LA FIESTA COMENZÓ

El capitán del equipo de natación recuerda con emoción cuando estaban en la entrada del estadio Olímpico Universitario, donde comenzaría
la fiesta.

“Uno de los momentos más emocionantes fue cuando entramos al estadio Olímpico formando parte de la delegación mexicana y al grito de ¡México, México!, sentía que del pecho se me salía el corazón, cumpliendo el sueño por el que había luchado deportivamente tantos años; fue un orgullo y una satisfacción tremenda”.

Luego de la inauguración, la competencia daba inicio y llegó la hora de dejar todo por México. La alberca olímpica Francisco Márquez les daba la bienvenida a los mejores nadadores del mundo, y Moreno Loyo recuerda cómo fue.

“Con el orgullo de representar a México y consecuentemente a Veracruz llegar a la alberca Olímpica fue una gran satisfacción, siempre con el nerviosismo a flor de piel. Se palpaba esa sensación de haber logrado por lo que tanto luchaste”, recordó.

“Yo era el segundo de México, el primero era Felipe el ‘Tibio’ Muñoz, quien a la postre fue el campeón olímpico en los 200 pecho, es un caso extraordinario. Dos años antes le ganaba al ‘Tibio’, pero él tuvo un desempeño tremendo y se encumbró totalmente, y yo competí como segundo pechista de México en esos Juegos Olímpicos”.

Sin embargo, el mayor logro que tuvo el ex olímpico mexicano fue que “el cuadro técnico nacional me nombrara capitán de la escuadra nacional, un cargo honorifico, simbólico que también me dio una gran satisfacción”,finalizó el orgulloso veracruzano.

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