Sao Paulo, Brasil.- Charles Aránguiz hace una pareja de ensueño con Arturo Vidal en el mediocampo de la Selección de Chile, sin embargo, el volante del Bayer Leverkusen es mucho más que el simple compañero del hombre del mohicano, en la búsqueda del tricampeonato de la Copa América.
Hay que ver jugar a Aránguiz para deducir su apodo jerárquico, aunque el mote de príncipe choca un poco con esa imagen que algunos les cuelgan a las figuras monárquicas. Porque él se ensucia, corre, mete la pierna... y, sobre todo, piensa. Sin duda, vendría siendo más la mezcla de un príncipe con un lacayo.
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La leyenda cuenta que un narrador chileno le puso el apodo por su forma de reinar sobre el césped. Con el calificativo de Rey ocupado con creces por Arturo Vidal, le cayó el segundo en la línea de mando. Y el volante, así como su familia, lo reivindican con cariño.
“Creo que a Charly le queda bastante bien lo de príncipe, porque él es calladito y los príncipes normalmente son de bajo perfil. Pero en la cancha, él siempre será el obrero del equipo, el constructor”, dijo su madre, Mariana Sandoval, al diario La Tercera de Santiago.
Calladito cerró la fase de grupos de la Copa América de Brasil 2019 como el mayor asistidor de la competencia. Realizó tres habilitaciones: dos en la goleada de 4-0 ante Japón y una en la victoria 2-1 contra Ecuador. Además, jugó toda la primera fase, pese a que en la caída de 1-0 ante Uruguay el seleccionador Reinaldo Rueda dio descanso a varios de sus jugadores titulares.
Ese perfil bajo le permite pasar desapercibido. Posiblemente por esa virtud impropia le anotó un gol a Colombia, el viernes, en los cuartos de final.
Cuando el cronómetro del árbitro marcaba 15 minutos, el volante aprovechó el error del portero David Ospina y del defensor Davinson Sánchez para empujar el que hubiera sido su octavo gol con Chile. Tras acudir al VAR, la acción fue anulada por fuera de juego de Alexis Sánchez.
Hasta el duelo con los colombianos no había sido amonestado, una proeza para alguien que se funde la casaca roja, que viene acompañada del mandato kamikaze.
Su palmarés es abultado. Una Copa Sudamericana, cuatro Ligas chilenas, una Copa chilena, dos campeonatos gaúchos y las dos Copa América de Chile, en las que disputó todos los partidos.
“Se nos están dando los resultados. Hay que seguir”, dijo tras vencer a Colombia.
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