Víctima de las tensiones geopolíticas entre el Kremlin y la Alianza Atlántica, la ciudad de Kaliningrado intentará darse a conocer ante el mundo entero mediante su nuevo estadio, el cual está ubicado en una isla en el centro, que para la construcción tuvo que ser drenada a conciencia, ya que anteriormente era un pantano.
La elección de Kaliningrado como sede del Mundial de Rusia 2018 permitirá a las autoridades urbanizar la isla, que durante muchos siglos ha permanecido prácticamente intacta, en su estado natural.
Para el recóndito estadio Kaliningrado, sus diseñadores eligieron una fachada urbana, que integrara el aspecto de la ciudad, la cual consiste en un conjunto de pantallas rectangulares que se entrelazan con el contexto circundante.
Además, el diseño del inmueble llamó la atención de la FIFA por cómo están desplegadas las gradas, ya que sin importar desde dónde se observe el parido, el público tendrá una visión panorámica que asemeja a la de un teatro.
También incorpora un techo plano deslizante que le permitirá dar cabida a conciertos, conferencias u otro tipo de espectáculos deportivos, además de los partidos del club local, el Baltika, de la Segunda División.