Con el drama catracho a flor de piel, los astros se alinearon para que Honduras alcanzara la repesca internacional rumbo a Rusia 2018, gracias a que propinó una inolvidable voltereta a México al son de 3-2 y, de paso, frenó al equipo azteca, que perdió su imbatibilidad y se quedó a tres unidades de la marca dentro de los Hexagonales de la Concacaf.
Oribe Peralta y Carlos Vela le dieron ilusiones a los nuestros, pero los catrachos convirtieron en realidad sus sueños y mediante Elis, Quioto y un increíble autogol de Ochoa, lograron su boleto de repesca. Honduras hizo varias cosas a la vez: se encargó de sumar de a tres, propinó el fin del invicto mexicano en la eliminatoria, le dio la sexta derrota a Juan Carlos Osorio al frente del Tricolor e irá a Australia en busca de su boleto a la cita rusa.
México, en tanto, no metió las manos en todo el segundo tiempo, se vio mal en la voltereta, no pudo contener la intensidad de los catrachos y, para colmo, no le hicieron el favor a los Estados Unidos, como ellos sí lo llevaron a cabo hace casi cuatro años, en Panamá. La caída norteamericana en Trinidad y Tobago significó su tumba.
La Concacaf ya tiene a sus tres invitados: México, Costa Rica y Panamá van directo. Honduras prefirió el camino largo e irá a Australia por el boleto a Rusia 2018.
EL JUEGO
Una marabunta de emociones llegó con el silbatazo inicial. El Olímpico Metropolitano era un manicomio catracho, su gente le respondió a la “H” y no le podía fallar.
México, por su parte, tenía el marco especial para evidenciar su hegemonía en todo este trayecto rumbo a Rusia, por lo que sueltos y sin la presión del cuadro local comenzó a dominar la pelota y la cancha. Osorio otra vez ordenaba nueve cambios de un jalón. Su propuesta era ofensiva y sin un mínimo rasgo de echarse atrás, sino al contrario: Gallardo y Layún eran las puntas de lanza para salir con pelota dominada por las laterales. Un mediocampo con tres figuras en el caso de Vela, Herrera y Jona surtieron de balones a Raúl y Oribe. El bando mexicano iba por los tres puntos, pese a tener a Honduras entre la vida y la muerte.
El público catracho se sintió desde el primer minuto, no regocijó a los aztecas y desde el comienzo buscaron intimidar. Se concentraron en lo suyo, pero uno que otro escuchaba la radio para no perder detalle de lo que ocurría en Ciudad de Panamá o en Puerto España. Sin embargo, lo verdaderamente importante ocurría dentro del terreno de juego. A temprana hora Ochoa era exigido con sendos disparos de larga distancia, en las piernas de Alex López y con espectaculares lances ahogaba al seguidor.
Enseguida Jona hacía lo propio para sacarle filo a su diestra. El balón e intensidad iban de un lado a otro; se compartía, pero México era el más ecuánime, ya que Ochoa de vuelta se vestía de figura al cerrar un centro y enseguida achicar el intento de Beckeles. Honduras buscaba desesperadamente el gol, mas el Tricolor rompió el cero.
Oribe aprovechó el centro de Raúl en pleno error defensivo de los catrachos y México ya lo ganaba. Honduras no dejaba de intentarlo y Ochoa ratificaba su gran partido. Sin embargo, ya no alcanzó a detener el fuerte frentazo de Alberth Elis, con el que igualó el marcador a la media hora de juego.
Los ánimos se prendían, las dos selecciones no se guardaban nada. Un nuevo dardo y Ochoa mandaba a tiro de esquina.
Enseguida Oribe estuvo cerca de marcar su doblete al sacar de su área a Donis Escober, pero Maynor Figueroa le dijo no.
El duelo vivía su mejor clímax, la afición catracha estaba metida y esperanzada en lograr el cometido, aunque a 10 minutos del final Carlos Vela regresó la ventaja a México, el 1-2 era sepulcral para Pinto, quien vivía el duelo como león enjaulado.
Ya para el complemento, la sintonía no cambió en nada. Honduras iba por todas las canicas y Osorio se daba a la tarea de mandar a Edson Álvarez a la cancha en lugar de Jonathan dos Santos, porque sería éste mismo el que perdió el balón en una salida por sector izquierdo, en donde Honduras igualó gracias a un disparo de Eddie Hernández, que se estrelló en el travesaño, pero la pelota le rebotó a Ochoa en su rostro y el autogol se fraguó.
Honduras lo empataba y el ánimo era prometedor para ellos. México dejaba muchas dudas atrás, ya no podían hacerle frente a los rivales.
Así que la media cancha era reforzada por un hombre de seguridad como en el caso de Guardado, y Vela iba a la banca.
El Tricolor perdía la brújula y la “H” seguía en romance con su gente, por lo que en la primera que tuvieran le darían la vuelta al marcador en el partido.
Y así fue, Rommel Quioto, con gran media vuelta, dejó atrás a Ayala y Araujo para anidar el marco de Memo Ochoa.
Los últimos minutos fueron agonizantes, el drama se respiraba en cada uno de los 37 mil asistentes. El destino se entretejía a favor de los locales y Osorio le ponía lleno a los hechos con la entrada de Jesús “Tecatito” Corona.
El Tricolor era sedado, Honduras ya no dormía y su equipo buscó anidar las últimas manifiestas que tuvo. Los seis minutos agregados se les hacían los más largo de su historia y los nuestros querían alargar ese mismo lapso. Ochoa atajaba en pleno ocaso y Honduras ya celebraba su boleto a la repesca, el cual disputará contra Australia.