La Real Sociedad no padeció sufrimiento alguno para adjudicarse el triunfo en el derbi guipuzcoano ante un Eibar que sigue aferrado en un estadio en el que nunca ganó y en una precaria situación, a sólo dos puntos del descenso.
El conjunto eibarrés empezó muy bien el partido, maniató todas las salidas de los donostiarras con una presión intensa que dificultaba el juego que le gusta hacer al conjunto de Eusebio Sacristán.
Este escenario podría haber sido muy peligroso para los donostiarras si el Eibar hubiera aguantado el tiempo suficiente para que los nervios afloraran, pero no se daría esa dicha para los azulgranas.
La Real, en una de sus aproximaciones por la banda derecha, encontró la inspiración del internacional Mikel Odriozola, que cogió la moto y asistió con un buen centro a Willian José para que el brasileño marcara de cabeza su cuarto tanto de la temporada.
Más tarde, la defensa azulgrana hacía aguas y el capitán Xabi Prieto lo aprovechó para medir su pase a Januzaj que se introdujo casi con balón incluido en la portería armera.
Los eibarreses trataron de recomponer sus naves y lo intentaron con intención hasta el descanso aunque su problema de gol, uno de los menores realizadores de Primera División con 5 tantos, le penalizó.
No mejoró la situación de los eibarreses en una segunda mitad en la que la Real entró de cara y logró su tercer tanto por medio de Mikel Oyarzabal, en una jugada meritoria de Asier Illarramendi, resultado parcial que auguraba otra goleada en Anoeta.
Joel Jordán advirtió a los realistas de que el partido no estaba concluido y, con un centro del exrealista José Ángel, el centrocampista catalán batía al argentino Gero Rulli.
El japonés takashi Inui puso en algún apuro a Rulli pero los blanquiazules supieron cerrar el encuentro en el tramo final y no pasaron mayores problemas para asegurar un triunfo que le deja con 17 puntos a las puertas de Europa.