Asimple vista, cualquiera podría pensar que el Ekaterimburgo Arena es producto de una muy mala planeación, ya que dos de sus gradas dan la impresión de encontrarse fuera del estadio, lo cual llama demasiado la atención.
Sin embargo, su remodelación resulta ser toda una obra de arte, pues además de reducir los costos para nuevo y singular diseño, permitió proveer al estadio de una nueva cubierta, así como gradas provisionales con capacidad para 12 mil asientos, que fueron construidas con abundantes elementos arquitectónicos y decorativos propios del neoclasicismo soviético.
Ubicados en una estructura metálica de 42 metros de altura, dichas tribunas, ubicadas en los fondos, ofrecen una vista perfecta del terreno de juego.
Además, esas localidades serán las más baratas y estarán reservadas para los aficionados rusos que, evidentemente, no tengan miedo a las alturas.
La construcción de estas gradas suscitó multitud de críticas, sobre todo por cuestiones de seguridad, sin embargo, finalmente superaron con éxito una prueba oficial, con la disputa del encuentro celebrado a mediados de abril, en el que el Ural se impuso 2-1 ante el Spartak de Moscú, dentro de la Liga rusa.
Será precisamente el Ural, uno de los equipos más antiguos de Rusia, el que recibirá el legado de este estadio, que tras el Mundial verá como sus elevadas tribunas serán desmontadas para que vuelva a su capacidad de 23 mil localidades.