El Arthur Ashe la esperaba, lo hacía ya desde el día que la revista Vogue reveló que el Us Open de este 2022 sería el final; con la nostalgia y la incredulidad de que por última vez, Serena Williams pisaría esa pista, la misma en la que hace 23 años comenzó su legado ante Martina Hingis, cuando levantó por primera vez el trofeo en Nueva York y el número uno de 23 títulos de Grand Slam que cosecharía a la postre.
Serena salió entre luces, un vestido negro con incrustaciones de diamantes, diseñado por ella y confeccionado por Nike la acompañó en el que podía ser su adiós, pero no fue así, con el estadio principal de Flusing Meadows a su favor y el empuje de “un baile más”, la norteamericana se impuso con doble 6-3 a la monegasca Danka Kovinic, así, la menor de las Williams se mantuvo con vida, con la ilusión de por qué no, irse con el 24, ese que se le ha negado y que hasta ahora le impide sentarse a lado de la mítica Margaret Court.
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El partido no fue sencillo para la ex número del mundo, aunque la pizarra fue completamente para ella, 25 errores no forzados acompañaron su juego, para su fortuna el estadio ejerció presión en su rival y al final con 9 aces, 66% de efectividad en su primer servicio y cinco quiebres en once oportunidades, se llevó el triunfo que ahora la pone en la segunda ronda del último Grand Slam del año.
Serena se mantuvo con vida pero aún así su casa estaba lista para rendirle homenaje, el Arthur Ashe que no paró de apoyarle también tenía un mensaje por si era el final: We love Serena, te amamos, en español; acompañando a 23 mil 800 almas, Billie jean King, otra leyenda estadounidense, estaba preparada para despedirle.
“Eres audaz. Gracias por compartir este viaje con cada uno de nosotros”, dijo Billie a Serena.
“Antes que nada muchas gracias porque no esperaba nada de esto. Cuando salté a la pista solo traté de dar lo mejor de mí, el público estuvo de locos y realmente me ayudó a conseguirlo”; dijo Serena al ver en la grada el enorme mosaico con su nombre.
Es tiempo de evolucionar
Al ser cuestionada sobre su juego y si, aún estaba decidida para el retiro, Serena fue clara, es el momento y lo es porque más allá de un adiós es tiempo de evolucionar.
“Fue una decisión muy complicada porque cuando uno es apasionado de las cosas es muy difícil dejarlas, es algo que estaba tratando de decidir desde hace mucho tiempo pero creo que es el momento. Tengo una familia y hay muchas etapas en la vida, a eso se le llama evolución”; señaló.
El siguiente duelo para Serena será mucho más complicado, el adiós podría llegar ahora sí frente a Anett Kontaveit, la número dos del mundo que dejó en su primer partido a la rumana Jaqueline Adina, hasta entonces, la ‘reina’ de Flishing Meadows sigue viva y lo único que pide es que su grada la acompañe hasta el final.
“Gracias por apoyarme, mientras yo esté en la cancha sigan aquí”, dijo Williams para hacer explotar el Arthur Ashe una vez más.
Publicado originalmente en ESTO