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Cuando los bebés empiezan a caminar, los padres intentan favorecer a mejorar sus habilidades con ayuda de artefactos como las andaderas y los saltarines, que facilitan el desplazamiento al interior de la casa y supuestamente ayudan a identificar su espacio. No obstante, nuevos estudios sugieren que estos interfieren en el desarrollo motriz de los niños, ¿quién tiene razón?
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EL ESTUDIO
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Estudios extranjeros señalan que los bebés que usan andaderas sufren daños en su desarrollo motriz, debido a que no cumplen con el ciclo normal para aprender a caminar (gatear, sostenerse y dar sus primeros pasos); además, están en posiciones incómodas que les pueden dañar la columna vertebral y pueden sufrir de pie plano, ya que la mayoría de los menores al desplazarse no pisan con el pie completo, sino con las puntas.
Por su parte, la Facultad de Medicina de la UNAM detalla que “aprender a caminar es un proceso que necesita del neurodesarrollo, es decir, el bebé tiene que realizar una serie de pasos para lograr este cometido porque, si no, su mente no coordina de manera correcta”.
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En los primeros años de vida, los niños necesitan saber cómo sentarse en una posición erguida y levantar la cabeza; al cumplir con estos dos puntos, requiere dominar mantenerse en pie y posteriormente caminar.
Utilizar andaderas, por el contrario, puede inhibir su desarrollo normal porque se le despoja de esa parte de entrenamiento físico e intelectual que necesita para aprender a moverse.
RIESGOS Y DAÑOS
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El daño principal que se le hace a la columna del bebé tiene que ver con que ésta pierde la fuerza que necesita para mantener erguidos los músculos de la pelvis, debido a que está acostumbrado a ser sostenido por un artefacto externo.
Por otra parte, los perjuicios también alcanzan las extremidades superiores e inferiores, ya que estas no se desarrollan de buena forma al no tener la libertad necesaria para moverse.
Con respecto a los accidentes que pueden provocar las andaderas, diversos artículos han mencionado los riesgos a los que están expuestos los bebés. Con base en ello, la Academia Americana de Pediatría ha sintetizado cuáles son los más frecuentes:
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El primero tiene que ver con caer por las escaleras; el 74 % de los incidentes relacionados con andadores involucraron que un niño se cayó por las escaleras mientras usaba el aparato.
El segundo accidente más común es quemarse y/o envenenarse. El bebé puede acceder a objetos o sustancias peligrosas, como productos químicos de limpieza o fuentes de calor, sin la supervisión adecuada de un adulto.
LA RECOMENDACIÓN
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Cuando los niños empiezan a caminar es muy importante considerar la seguridad dentro de la casa, pues consideremos que él puede caminar, correr, escalar, saltar y explorar.
En ese sentido, es imprescindible adecuar una casa a prueba de niños en esta nueva etapa. Esto se logra al instalar seguros en las ventanas, puertas en las escaleras, cierres de gabinetes, cierre de tocadores, cubiertas de tomacorrientes.
Las caídas y golpes en la cabeza son una causa importante de lesiones. Considera usar protectores para las esquinas de los muebles en las áreas donde el niñito tenga más probabilidad de caminar, jugar o correr.
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Finalmente, toma en cuenta que, al comenzar a caminar, los niños siempre están tratando de ser más independientes, lo que crea retos disciplinarios. El primer año de vida es fundamental para fomentar hábitos saludables, pero también inicia a esa edad la responsabilidad de enseñar los límites de un comportamiento apropiado para mantenerse con bienestar.
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