Ante la ola de calor que atesta a nuestras calles, mucho se habla de reforestación para refrescar el clima; sin embargo, no cualquier especie funciona en esos casos. Entre las bondades de sembrar árboles nativos está su adecuada interacción con el medio y las demás especies, tanto de flora como de fauna.
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Los árboles endémicos se caracterizan porque crecen naturalmente, filtran mejor el agua, disminuyen la concentración de carbono liberado por la actividad industrial, aumenta la cantidad de materia orgánica en el suelo y sirven de refugio o alimento para animales propios de la región.
Si estás pensando en reforestar algún espacio público o privado, considera alguna de las siguientes cuatro especies, que además de proteger los ecosistemas locales también propagan conocimientos ancestrales relacionados con la medicina tradicional y el uso práctico.
BUDDLEJA CORDATA
Llamado popularmente tepozán, el Buddleja cordata es el árbol representativo de Tlaxcala. Su popularidad en los campos incluso inspiró el nombre de uno de los libros más importantes de Miguel N. Lira, “Donde crecen los tepozanes”.
Puede llegar a medir hasta 20 metros de altura, sin embargo, su amplia distribución permite encontrarlo en forma de pequeños helechos de apenas un par de metros.
Sus hojas verdes y aterciopeladas blancas por el envés le dan a la copa del tepozán un color grisáceo observable en suelos erosionados y entre matorrales que adornan las orillas de caminos y parcelas en toda la entidad, pues no requiere de mucho cuidado ya que se nutre de las mismas hojas que abonan el suelo donde crecen.
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De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y el Uso de la Biodiversidad (CONABIO), las hojas y corteza de este árbol se utilizan desde épocas antiguas como medicina, en baños postparto, lesiones de la piel, para reducir la fiebre y como diurético. Además, sus hojas sirvieron como alternativa de esponja hasta hace algunas décadas.
AMELANCHIER DENTICULATA
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Su nombre común es tlaxistle y es uno de los componentes comunes del paisaje rural en varias regiones montañosas. El arbusto puede llegar a medir hasta 3 metros de altura y posee un tallo ramificado, rígido, gris o café. En los picos de las ramas en ocasiones llega a tener flores blancas de aproximadamente un centímetro de diámetro, que luego se convierten en frutos y semillas carnosas parecidas a unas pequeñas manzanas cubiertas de pelillos erguidos.
Su tronco es la materia prima de los tradicionales bastones tallados de Tlaxcala, por esa razón, la especie fue explotada hasta hace unos años que los pobladores empezaron a procurar su conservación y propagación.
Además, según lo refieren crónicas de la época colonial, con el tallado de la madera de ese arbusto los indígenas elaboraban el teponaxtle y el huehuetl.
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QUERCUS
Los encinos, como se conocen tradicionalmente, son los árboles perfectos para un espacio amplio, pues llegan a crecer hasta 30 metros de altura y el tronco hasta 1.5 metros de diámetro. Pero sus impresionantes dimensiones no representan un problema si se compara con la calidad de su sombra.
El espesor de sus hojas permite que también se limpie el aire de los pocos lugares donde se puede hallar a sus anchas. Y son precisamente estas bondades las que lo han llevado a la sobreexplotación. Su madera es muy utilizada y valorada para lograr muebles de calidad. Además, se la utiliza para la fabricación de toneles y barricas contenedores para añejado del buen vino.
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En el mundo de la herbolaria, la corteza, hojas, flores y raíces se usan para tratar más de 30 padecimientos, entre ellos están el dolor de muelas, gastritis, diabetes e inflamaciones.
CASIMIROA EDULIS
Además de dar exquisitos frutos, el árbol de zapote blanco es uno de los más prósperos en tierras tlaxcaltecas. Prospera en terrenos no inundables, preferentemente en suelos de textura arcillosa, fértiles, ricos en materia orgánica y de buen drenaje.
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Es un árbol que alcanza una altura de dos a 10 metros y tiene un ramaje denso, con las hojas compuestas de cinco hojuelas en forma de mano abierta, color verde brillante. Las flores son fragantes, de color amarillo verdoso o blanquecino. Sus frutos miden de ocho a 10 centímetros de ancho, son amarillentos con una pulpa blanca dulce, semejando una manzana.
La tala, plagas y baja reforestación causaron la disminución de árboles frutales y medicinales de zapote blanco en Tlaxcala, a tal grado que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) declaró a la especie en peligro de extinción.
Pocas son las personas que todavía recolectan partes del zapote para uso medicinal tradicional y tratar dolores reumáticos, así como para la hipertensión arterial.