Al construir las primeras edificaciones, los arquitectos crearon un lenguaje visual donde a cada elemento le fue asignado un significado. En un principio, gran parte de la simbología estaba relacionada con las formas de la naturaleza, pero la necesidad de explicar la vida a partir de la filosofía, la religión y los saberes relacionados con lo mítico hicieron de la arquitectura eclesiástica un complejo inventario de figuras.
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El arquitecto Fernando López explica que las iglesias no solo son recintos para profesar la fe, también son ejemplos de cómo la arquitectura se preocupa por los detalles y el recibimiento de quienes las visitan. Además, señala que las iglesias de Tlaxcala cuentan con gran parte de ellos, por venir de tradición europea.
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La estructura
Todos los edificios religiosos tienen una orientación geográfica específica. La iglesia cristiana está orientada tradicionalmente en la dirección oeste-este, con el altar vuelta hacia el este. Esta costumbre se atestigua desde los templos más antiguos y va ligada al simbolismo cristiano.
Cuando el fiel entra en el templo va de las tinieblas a la luz. El punto más importante es el altar en el que todo converge, está al este del edificio, en el centro bañado por la primera luz de la mañana que entra por la ventana central, de acuerdo con la investigadora Ederlinda Viñuales Gavín.
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Además, la mayoría de las catedrales y grandes iglesias tienen una planta cruciforme, es decir, visto desde arriba el proyecto se ve como una cruz que representa a Cristo.
Las cúpulas
Una cúpula es una bóveda en forma de una media esfera con que suele cubrirse todo un edificio o parte de él. Hasta el siglo XVIII, se emplearon únicamente en arquitectura sagrada.
Por lo anterior, se atribuyó su construcción a representaciones del cielo y su uso recordó a los cristianos la belleza y grandeza de Dios durante generaciones. De hecho, es bien sabido que los artistas pintaban imágenes celestiales como ángeles, santos y pasajes bíblicos en ellas.
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Desde el punto de vista práctico, los pisos de las iglesias suelen ser de colores básicos, mientras que las cúpulas invitan a los feligreses a elevar la vista y a recordar que sus vidas no están destinadas a estar enfocadas hacia abajo, sino que deben apuntar hacia arriba, hacia los cielos. Además, las cúpulas dan la idea de que el universo es infinito, por esa razón no tienen bordes y son curvas.
Ventanas y claraboyas
Desde el principio, las iglesias cristianas, en contraste con los templos antiguos, estaban destinadas a ser lugares para la reunión de los fieles. De acuerdo con la Enciclopedia Católica 2021, el temperamento de la gente de Oriente, donde aparecieron por primera vez las casas de culto cristiano, requería la entrada de mucha luz y el reconocimiento del exterior.
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El resultado fueron basílicas ricamente provistas de grandes ventanas, colocadas en parte en la nave central, las cuales se combinaron con el paso del tiempo con las claraboyas.
Una claraboya o tragaluz es una abertura ubicada en las zonas altas, por ejemplo, una nave lateral, torre, claustro o mampara. A veces estas ventanas son muy pequeñas, son simples triángulos esféricos o de cuatro o de cuatro hojas. En edificios grandes, sin embargo, son características importantes tanto de belleza como de utilidad.
Más allá de regular la temperatura y mejorar la ventilación, la claraboya tomó el significado de permitir el ingreso de Dios al templo a través de la luz del sol y de la luna.
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Arcos y columnas
Las columnas de las iglesias tienen doble propósito: sostener el edificio y elevar a las almas hasta Dios.
En arquitectura, estos soportes tienen nombres que asemejan al ser humano. La parte superior de la columna se llama capitel, derivada del latín “caput” que sirve para designar la cabeza. El fondo de la columna se llama la base, que responde a la palabra griega usada para nombrar el pie.
Las columnas representan entonces a los seguidores de Dios, que son los «pilares de la Iglesia».
Los arcos, por su parte, dan una idea de continuidad, mejoran la acústica y permiten la visualización de cada elemento de la construcción.
En conjunto, estos elementos le dan al creyente la oportunidad de ver el altar y escuchar al sacerdote desde cualquier punto.