El siglo XXI trajo consigo una revolución tecnológica que ha cambiado nuestra forma de ver y entender la vida. Con el paso del tiempo, las actividades de muchas personas se tuvieron que adaptar a nuevas necesidades y dinámicas sociales. Entre los abruptos cambios se encuentra la potencial pérdida de profesiones y oficios, como el de relojero.
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En la ciudad de Tlaxcala, pocas son las personas que mantienen la ocupación de “arreglar” el tiempo con diminutas herramientas de metal a través de una lupa. Uno de ellos es Misraim Flores, quien ejerce el oficio desde hace 32 años en la calle Allende #3 del centro histórico.
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Él pertenece a la segunda generación de relojeros en su familia y aprendió todo lo referente al oficio desde que estudiaba la secundaria. Entre las diversas habilidades que desarrolló a los 13 años de edad están dos: paciencia y cuidado. No obstante, es la pasión el secreto de su relojería Alfa para no sólo trabajar, sino también disfrutar.
Los trabajos más recurrentes en Alfa son sobre relojes mecánicos de bolsillo, de pared, de pulsera o el tradicional cucú, pues el maestro está especializado en relojería de época. Sin embargo, también acepta trabajos donde se ven inmersas maquinarias modernas introducidas por la industria china con mayor afluencia a partir del año 2000.
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Misraim ha notado que actualmente las personas prefieren comprar relojes sencillos de pila; los ejemplares antiguos son, en su mayoría, herencias familiares o piezas de colección de sus clientes.
En ese sentido, considera la posible desaparición de los relojeros debido a que: No hay personas que les guste el oficio; hay quienes se dedican solo a cambiar pilas y hasta ahí; además, como en otros oficios, hay relojeros muy celosos con su trabajo, es difícil que lo enseñen a otros y así, entre generaciones, el conocimiento se va perdiendo, expresó a este Diario.
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Por otro lado, el experto en reparación piensa que la llegada de los celulares y los relojes inteligentes han desplazado en gran medida a las máquinas tradicionales de pulsera. Quienes compran smartwatch tienen la ventaja de una retahíla de funciones que incluso, desplazan la de consultar la hora.
El portal de indicadores Statista prevé que las ventas de relojes inteligentes en todo el mundo sigan creciendo a corto y largo plazo durante los próximos años, pasando de 37 millones de unidades vendidas en 2016 a más de 258 millones para 2025.
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Los relojes clásicos mantienen abrazados a sectores muy específicos de la población como los adultos mayores que conservan su costumbre de medición del tiempo, oficinistas que los portan en la muñeca como complemento de la vestimenta y jóvenes que atesoran lo vintage.
Siempre va a haber personas que les guste lo mecánico. Los relojes, además de medir el tiempo, son un accesorio importante
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, aseguró Misraim.
Finalmente, el tlaxcalteca reflexionó que la tecnología reduce, pero aún no extingue su oficio. Su invitación es a rechazar los relojes “desechables”, a valorar la artesanía que implica la reparación de las máquinas y a no dejar pasar el tiempo, ni las pequeñas tradiciones. del mundo clásico