Estamos acostumbrados a corregir el burnout y no a prevenirlo, lo cual nos podría costar la vida, asegura el psicólogo clínico Ángel Hernández Flores, quien también considera que se trata de “la enfermedad del siglo XXI”.
El síndrome de burnout o del trabajador quemado es resultado del estrés crónico y la desorganización laboral. Este problema de salud pública afecta tanto a empleados como a líderes empresariales y sus consecuencias podrían ser fatales, explicó el especialista en entrevista con El Sol de Tlaxcala.
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El síndrome del quemado se caracteriza por agotamiento mental, intelectual y físico prolongado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estudiado su sintomatología desde los años 90; pero no fue hasta el año 2000 que lo declaró un factor de riesgo laboral.
Si bien el burnout puede identificarse a partir de malestares ligeros como dolor de cabeza, también puede escalar a enfermedades graves, principalmente gastrointestinales. De hecho, la OMS reveló que pone en riesgo no solo la salud mental, sino también la vida de los trabajadores.
“Todo inicia con enojos, con malos hábitos alimenticios y de sueño. Pero la consecuencia más grave, sin duda, es la muerte por las enfermedades generadas a partir del estrés”, indicó Ángel Hernández Flores.
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BURNOUT: ENFERMEDAD DEL SIGLO XXI
El síndrome del quemado está asociado con un sector social en particular, el cual se enmarca en un periodo ubicado entre los millennials y la llamada generación Z, es decir, aquellas personas cuya edad actual oscila entre los 17 y 40 años.
Lo primero se debe, en palabras de Ángel Hernández Flores, a que este sector poblacional adoptó una modalidad de trabajo donde se glorifica el exceso de actividades y se perdió la organización dentro de las empresas.
“Los tlaxcaltecas somos muy entregados. Se tiene bien visto sacrificarse por el trabajo y ponerlo por encima de las necesidades personales: de las fechas importantes, de las actividades recreativas e incluso de la salud”.
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Sumado a lo anterior, las estrategias de negocio, modelos operativos y la gestión de talento cambiaron el método de trabajo a partir de la llegada de la tecnología: automatizaron trabajos complejos y redujeron los recursos humanos para disminuir costos. El resultado: empleados con más actividades y menos tiempo para realizarlas.
Es urgente que las empresas recuerden que sus colaboradores no son herramientas, son personas, recalcó el psicólogo Ángel Hernández. Si lo anterior no se trata correctamente, es “una bomba de tiempo” la llegada de crisis en los trabajadores, agregó. Además, el síndrome del quemado genera baja efectividad profesional, pues “trabajar mucho tiempo no necesariamente significa ser más productivo”
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RECONOCIMIENTO DEL QUEMADO
Identificar a un trabajador “quemado” parte de síntomas clave: cansancio, dolor de cabeza, ruido mental y disociaciones, las cuales implican desconexión entre la mente de una persona y la realidad del momento presente. Estar disociado, en términos coloquiales, es vivir “en piloto automático”.
¿Recuerdo qué comí?, ¿cómo llegué a mi casa?, ¿sé a cuántas personas vi en el trayecto? son algunas de preguntas que el psicólogo sugiere hacernos al terminar el día para reconocer con cuánta consciencia se trabaja y se descansa.
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Al aparecer los primeros indicadores, es necesario que la persona se acerque con profesionales de la salud mental. El primer paso es la psicoterapia donde, de ser necesario, el paciente será redirigido a psiquiatría; pero aun cuando existen cientos de opciones para tratar el estrés crónico, lo ideal es evitar esos límites y diseñar espacios laborales saludables, destacó el psicólogo Ángel Hernández.
“Ser entregado al trabajo no debe rebasar la salud mental porque hay un costo muy fuerte que pagar”.
PREVENCIÓN
La psicología sugiere tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
Segmenta la jornada laboral: Hacer pausas activas cada dos horas durante el tiempo de trabajo para hidratarse, estirarse y hacer gimnasia cerebral de dos minutos.
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Descansa: Al terminar la jornada laboral evita el uso de aparatos electrónicos, así como pensamientos relacionados con el trabajo. Así, vas a evitar sobrepensar y podrás dedicarte a tu vida personal.
Organiza tus comidas: Evita a toda costa comer dentro del lugar donde trabajas. Lo ideal es desplazarse a otro espacio. Esto te permite descansar de la rutina laboral.
Relájate: Prueba con meditaciones guiadas o respiraciones profundas antes, durante y después del trabajo. De esta forma tu mente estará más activa, enfocada y se agotará menos.