Las libélulas y caballitos del diablo pertenecen al grupo de los Odonata, insectos voladores de coloración llamativa y uno de los más viejos del planeta. Su presencia en Tlaxcala es una señal de hábitats saludables, ya que el ciclo de vida de estos insectos está fuertemente ligado al agua dulce, de acuerdo con el biólogo Martín Alejandro Serrano Meneses.
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Según el investigador, en México hay 350 especies científicamente descritas de estos insectos y en el estado de Tlaxcala existen 21 especies, las cuales se distribuyen mayormente en las cañadas circundantes a San Tadeo Huiloapan y San Mateo Huexoyucan. No obstante, ambos insectos también se avistan comúnmente en la laguna de Acuitlapilco y en Apizaquito.
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¿Caballitos de agua o libélulas?
Los caballitos del diablo son insectos delgados que vuelan débilmente, mientras que las libélulas poseen cuerpos robustos, grandes y su vuelo es más potente; sin embargo, son muy similares si los observamos brevemente.
Ambos necesitan de agua dulce para subsistir, pues establecen su vida reproductiva cerca de los cuerpos de agua. Las hembras pueden depositar miles de huevos directamente sobre el agua, en los tejidos de plantas o sobre la superficie de algún tronco u hoja.
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Aunque ambas especies son importantes debido a que su estudio puede ayudar a responder preguntas de diversas disciplinas del conocimiento, dos en particular han sido de interés para estudios de ecología evolutiva en Tlaxcala:
Hetaerina vulnerata
Los machos de esta especie de caballito del diablo se caracterizan por las manchas rojas o rosadas en la base de las alas con cuerpos metálicos verdosos y rosados, mientras que las hembras exhiben colores pardos y en ocasiones verdosos poco llamativos.
Los machos típicamente establecen territorios a la orilla de arroyos de poca profundidad, a los cuales defienden activamente.
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Hesperagrion heterodoxum
Esta es otra de las especies típicas de caballitos del diablo en tierras altas. Los machos poseen una coloración rojiza al inicio para después adquirir tonos oscuros, azules y púrpuras en el tórax; al alcanzar la madurez el patrón de coloración es negro, azul y verde; mientras que al envejecer el cuerpo adquiere un tono negro opaco con líneas azules en el tórax y cerca del final del abdomen. El cambio de coloración en las hembras es similar, pero ellas exhiben predominantemente tonos verdes.
Para saber más
A pesar de que existen poblaciones densas de estos insectos en el estado, sostiene Serrano Meneses, no existen planes de conservación para los hábitats a los cuales se encuentran asociadas estas especies. Lo anterior resalta la necesidad de implementar planes que consideren su relevancia en el correcto funcionamiento de un ecosistema.