Seguramente cuando fuiste niño probaste por mera curiosidad la tierra o el barro, acción que inmediatamente era reprendida por tus mayores; sin embargo, esta práctica es bien vista en el municipio de Jáltipan (al sur de Veracruz).
Niños, jóvenes y adultos tienen la libertad de comer ‘Chogosta’, un barro comestible, cuyo origen se remonta a las épocas prehispánicas, utilizado comúnmente para la preparación de postres.
Este alimento ancestral cocinado con hierbas en un horno tradicional durante una semana, destaca por su alto nivel de nutrientes y ha servido antiguamente como un “medicamento natural” para tratar malestares estomacales.
Sin embargo, para obtener la tierra comestible conlleva de un proceso complicado. Primero, los “chogosteros”, deben elegir los manantiales correctos, para después comenzar a escarbar.
El barro apto para elaborar esta golosina debe ser de color blanco y rosa. Una vez recolectado, se prosigue con la preparación. Previamente, se hacen bolitas; se dejan fermentar varias horas y finalmente, se meten a hornear en un horno de leña hasta por cinco días.
El resultado es una bola rígida y seca que se desmorona como si fuera arenilla o un mazapán; y toma un sabor ligeramente agridulce.
Pese a que la chogosta es una tradición muy importante para el municipio, actualmente, está en peligro de desaparecer ante el desinterés de las nuevas generaciones por aprender a elaborarla, aunado a la industrialización en zonas claves para extraer el barro.
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