¿Te habías imaginado alguna vez que las bacterias también pueden ser fábricas biológicas o biofábricas, porque producen compuestos que son benéficos para los humanos?
Pues sí existen y se encuentran en la naturaleza. Entre las sustancias que “fabrican” estas bacterias se encuentran proteínas para elaborar un fármaco, vitaminas, ADN que después se transforma en RNA para el desarrollo de vacunas; saborizantes, colorantes, alcoholes entre muchas otras.
Estos organismos, a partir del consumo de azúcares, ácidos grasos, carbohidratos y polímeros tipo almidón o celulosa pueden producir un producto de interés médico, biotecnológico o industrial.
Recientemente, en un artículo publicado en la Gaceta de la UNAM, se dio a conocer que en el Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de esta máxima casa de estudios, se diseñan bacterias para producir insulina, vacunas e incluso para degradar plásticos. ¡Increíble! ¿No?
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José Utrilla, explicó que el objetivo de su investigación es, mediante la ingeniería de fenotipos sintéticos, perfeccionar estas biofábricas.
Pero… ¿qué es un fenotipo?
El fenotipo son los rasgos observables en un ser vivo, como su altura, color de piel, del cabello, de sus ojos, entre otras características en el humano, como resultado de la interacción entre su genotipo y el medio. En las bacterias aisladas de la naturaleza, la capacidad para reproducirse, es su fenotipo natural.
También existen fenotipos sintéticos, que son diseñados mediante ingeniería genética, que ingieren sustratos que las bacterias no encuentran en la naturaleza como plásticos.
Actualmente el científico universitario está trabajando con la Escherichia coli, quiere mejorarla como chasis de producción de plásmidos –moléculas de ADN que se utilizan como molde de transcripción o directamente como vacunas-.
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Con el fin de que pueda ser utilizada por otros grupos de investigación o en la industria como una biofábrica más productiva, el doctor Utrilla trabaja con para mejorarla como chasis de producción de plásmidos. Además, se reproduce muy rápido, cada 20 minutos hay una nueva generación de bacterias.
Debido a la eficacia de sus estudios, Utrilla participa hombro a hombro con el doctor Álvaro Lara, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Cuajimalpa, para la producción de ADN plasmídico, que es utilizado como modelo para la producción de una vacuna.
A través de las investigaciones, se ha descubierto que las biofábricas también pueden degradar compuestos tóxicos que se encuentran en el ambiente y convertirlos en productos utilizables, como biocombustibles y bioplásticos.
En ese aspecto Utrilla trabaja con el doctor Sergio Revah, también de la UAM Cuajimalpa. En este estudio manejan bacterias que degradan metano; buscan fenotipos sintéticos que incrementen la capacidad de las bacterias para convertir este gas de efecto invernadero en un producto de provecho para la humanidad.
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Científicos de otros países ya han logrado biofábricas microbianas que utilizan fuentes alternas de carbono, pero como su producción es costosa, no hay interés en mejorarlas y producirlas a escalas industriales.
Sin duda, un gran reto para la biotecnología es crear biofábricas que degraden el plástico y que sea transformando en otro producto útil. Todavía se está lejos de poder lograrlo, pero no es imposible.
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Científicos en todo el planeta están experimentando con diversas bacterias que puedan comer plástico, de encontrarlas y poder producirlas a bajo costo estaría fantástico, pues sería una gran solución para las islas de plástico que desgraciadamente existen en los mares. Actualmente hay siete y la más grande, debido a su tamaño, pronto se verá desde el espacio.
*Con información de Gaceta UNAM
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