Entre los abuelos se cuentan cientos de historias; algunas de ellas están basadas en acontecimientos difíciles de explicar debido al desconocimiento del mundo y muchas otras corresponden a la necesidad de la ficción como entretenimiento. De cualquier manera, la tradición oral juega un papel indispensable para el desarrollo cultural de las familias tlaxcaltecas.
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Una de esas legendarias historias es la del alicante o cincuate, una serpiente silvestre con una dieta muy peculiar.
El mito del alicante
Esta serpiente vive en zonas de cultivo con clima cálido y zonas bien iluminadas, el escenario perfecto para asociarlas con la cotidianidad humana.
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El mito cuenta que estos animales gozan de un olfato superior al de otras especies y pueden detectar el olor de la leche materna desde largas distancias. De esta forma, cuando las mujeres están amamantando a sus bebés, el alicante ingresa a los hogares y, con mucho sigilo, prensa el pezón de la madre para alimentarse de su leche. Para no ser descubierta, introduce su cola en la boca del bebé y así evita ser delatada por el llanto.
Este mito se extendió a lo largo del territorio nacional y en ciertos lugares la creencia también involucra a otros mamíferos como las vacas y yeguas.
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La verdad sobre el alicante
Su nombre científico es Pituophis deppei, se trata de una serpiente depredadora de roedores, que llega a medir hasta 1.6 metros de longitud; generalmente, es de color amarillo con manchas cuadrangulares oscuras, sin embargo, la coloración de la piel puede variar. Son terrestres y diurnas, de acuerdo con el área de biología del Zoológico de Guadalajara.
A pesar de que tiene un amplio rango de distribución, no se tiene una certeza sobre la cantidad de ejemplares actuales, esto aunado a su carácter endémico de México y su estatus de especie amenazada por ser constantemente perseguida, ocasionándole la muerte provocados por el miedo heredado del mito.
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Lo cierto es que no suelen ser agresivas; pero sisean cuando amenazan y basta alejarse del área para evitar agresiones. Aunque también debemos considerar que no son venenosas y su mordida es muy poco frecuente.
Finalmente, los científicos aseguran que no hay razón para temerles, pues resulta imposible una dieta láctea; el alicante no cuenta con las enzimas necesarias para digerir la leche. De esta forma, quedará su nombre solo en el mito, en las pláticas familiares, algunas ilustraciones, refranes y el recuerdo de lo valioso de la naturaleza para la historia de la humanidad y el indiscutible folclore mexicano.