La chía, uno de los superalimentos más consumidos del mundo, trae al cuerpo múltiples beneficios si se consume diariamente. Además, es considerada como el mejor sustituto de huevo para distintas recetas.
Si bien es cierto que el huevo es difícil de sustituir por las proteínas que posee, el auge del veganismo se ha encargado de buscar alternativas alejadas de los productos derivados de animales que cumplan o se acerquen a la misma función nutricional.
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Para el caso del huevo, la estrategia de sustitución es el mucílago o gel de chía, el cual puede prepararse en casa y dudar varios meses guardado. Pero antes de conocer su preparación es necesario responder si cumple un rol generoso en cuanto a nutrición.
CÓMO CAMBIA EL CUERPO AL CONSUMIR CHÍA
Los expertos sugieren que dos cucharadas soperas completas de esta semilla son ideales para aprovechar sus bondades. Estas contienen manganeso, fósforo, Zinc, vitamina B1, B2 y B3, así como una alta cantidad de potasio, sin mencionar su gran número de antioxidantes.
Desde los primeros días de consumo, estos últimos previenen el envejecimiento celular, evitan la alteración de membrana celular y previenen enfermedades crónicas no transmisibles o degenerativas.
Al consumirla regularmente, la semilla favorece la salud cardiovascular porque promueve la disminución del colesterol, la regulación del ritmo cardíaco y la presión arterial. Asimismo, previene de coágulos de sangre y disminuye la inflamación.
Parece mentira que algo tan pequeño también ayude a perder peso. Esto ocurre porque la fibra y la proteína en las semillas de chía contienen fibra dietética soluble, la cual absorbe agua y se expande por el estómago para retrasar la digestión y ayudar a sentirse satisfecho después de una comida.
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Un dato muy importante es que todos los nutrientes están en el interior de la semilla, por lo que para acceder a ellos se deben hidratar con otros alimentos para así romper su fina cáscara.
COMO ELABORAR MUCÍLAGO
Para obtener la cantidad de mucílago, los ingredientes son una cucharada grande de semillas de chía por tres cucharadas de agua.
La preparación es muy sencilla: los ingredientes se deben calentar en una olla sin que hierva, se retiran y se dejan reposar media hora. De lo anterior, se obtendrá el líquido viscoso y gelatinoso que se llama mucílago.
Si bien se puede utilizar al momento, también está la posibilidad de hacer una cantidad más grande para congelarlos y guardarlos en el congelador para la ocasión que se requieran. Para esta segunda opción, lo que hay que hacer es llenar una hielera con el mucílago, de forma que cada uno de los cubos equivaldrá a una porción de huevo para usar en el futuro.
Ese mucílago tiene la cualidad de ser un aglutinante como el huevo. Se puede usar para hacer pasteles, hot cakes, galletas, pudin y otras elaboraciones como por ejemplo mezclar con chocolate fundido y elaborar una ganache para hacer trufas.