Resultado de un proyecto tecnológico que desarrollan diversos investigadores del país para conocer las emociones de los canes, en poco tiempo será posible conocer cuándo un perro está feliz, emocionado o triste, lo que mejorará la comunicación entre las personas y estos animales mediante la interpretación de señales conductuales y fisiológicas.
La investigación está enfocada en los perros de búsqueda y rescate, pues pretenden mejorar la eficiencia de su labor durante el rescate de personas en desastres y el desempeño en situaciones de apoyo a personas con alguna discapacidad.
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En México existen pocos perros de asistencia y rescate, porque el tiempo de entrenamiento y las certificaciones implican un proceso largo y eso impide contar con un mayor número de binomios.
Ante esta problemática, los investigadores unieron sus conocimientos para desarrollar el proyecto “Tzuku: Métodos computacionales para el análisis del comportamiento de perros de búsqueda y asistencia”.
El proyecto integra nuevas tecnologías para recopilar información biométrica, como las posturas, emociones, acciones y su capacidad de reacción ante situaciones positivas y negativas, lo que permitirá conocer qué razas y perfiles de perros son más fáciles de entrenar y acortar el tiempo de entrenamiento.
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La labor implica un trabajo interinstitucional y participan investigadores de la Unidad de Transferencia Tecnológica de Tepic, perteneciente al Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada; así como la Universidad Autónoma de Yucatán, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica de Cholula, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Autónoma de Tlaxcala.
En la entidad, son tres mujeres las que encabezan estos trabajos: Verónica Reyes Meza, responsable del proyecto Tzuku; Mariel Urbina Escalante, egresada de la Maestría en Ciencias Biológicas, así como María de Lourdes Arteaga Castañeda, encargada del Centro Tlaxcala de Biología de la Conducta de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), quienes coordinan los trabajos con un equipo de jóvenes de la casa de estudios.
RECOPILAN INFORMACIÓN BIOMÉTRICA
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En cada centro de investigación o universidad participante desarrollan algún aspecto del proyecto Tzuku, pero en Tlaxcala, como estudiosos de la conducta animal, diseñan los protocolos que recolectan todos los datos biométricos de los perros muestreados para crear interfaces que mejoren la comunicación con el humano, explica Verónica Reyes, responsable de las labores en la entidad.
Menciona que pretenden tener herramientas automatizadas que reconozcan las emociones del perro de búsqueda y rescate, de ahí que en el INAOE y Tepic desarrollan sensores para recoger la frecuencia cardiaca, cambios en la temperatura del perro y el movimiento de cola y patas cuando están entre los escombros de un edificio buscando a una persona, las señales son enviadas a la computadora y los niveles permiten identificar que el animal está bien o en peligro, incluso monitorean las vocalizaciones que emite para conocer la alerta que envían al guía.
En el caso de los perros de asistencia, dice que generalmente están en casa para apoyar a una persona de la tercera edad, enferma o con discapacidad, entonces el perro debe recordarle a qué hora tomar los medicamentos o lo apoya en actividades específicas, incluso será capaz de alertar en situaciones de peligro.
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En Tlaxcala hemos identificado que la vocalización del perro tiene rasgos particulares, no es lo mismo cuando ladra porque pasa un gato que cuando hay un extraño cerca o en la casa, nosotras recopilamos esos ladridos y conductas del perro, con esa información los computólogos entrenan a la máquina para reconocer patrones de estrés, cuando nota la presencia de un extraño, cuando hay una fuga de gas o cualquier otro peligro
, asevera.
Precisa que la labor no ha sido sencilla, pues Mariel Urbina, egresada de Ciencias Biológicas, aplicó protocolos experimentales con perros en Tlaxcala y realizó pruebas positivas y negativas para medir la frecuencia cardíaca mediante sensores.
Mediante las pruebas, comenta que lograron recoger señales de la conducta del animal, cambios fisiológicos, vocalizaciones, frecuencia cardiaca, temperatura y otros parámetros, ahora cuentan con clasificadores para saber las emociones de los perros, pero estas muestras deben ser aplicadas en perros de rescate y búsqueda porque hasta el momento solo han estudiado a perros hogareños.
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Agrega que otra parte del proyecto implica identificar a los perros más “entrenables”, pues tienen conocimiento que entrenar a un perro de búsqueda y rescate implica un proceso muy largo y costoso, sumado a que muchas veces no acreditan la certificación internacional. Entonces, con el equipo tecnológico podrán identificar qué canes pueden entrenar y cuáles no.
IDENTIFICAN EMOCIONES DE PERROS
Diversos voluntarios tlaxcaltecas colaboraron para muestrear a 25 perros para conocer las emociones, el comportamiento y demás datos biométricos, explica Mariel Urbina, encargada de aplicar las pruebas en los canes.
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Enfatiza que los trabajos consistieron en aplicar pruebas negativas y positivas en 13 hembras y 12 machos de raza husky, pitbull, labrador, pastor alemán, belga y mestizos.
Comparte que fue involucrado el dueño en cada labor, que tuvo una duración de alrededor de 10 minutos, aunque el tiempo fue mayor debido al traslado, instalación de equipo y colocación de los sensores en los animales.
Revela que aplicó ocho pruebas, cuatro positivas y cuatro negativas. Las favorables consistieron en acariciar al perro durante un minuto, proporcionarle alimento, brindar un juguete propio y aportar un juguete novedoso.
Respecto a las negativas, detalla que simularon un abandono del perro, aplicaron la frustración al no llevarlo a pasear, lo expusieron al sonido de truenos durante un minuto y recrearon la llegada de un intruso a su hogar, pero en todas cuidaron la integridad de los animales.
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Al concluir las ocho pruebas fueron aplicadas por segunda vez de manera aleatoria, posteriormente dejaron descansar a los canes durante dos días y aplicaron una prueba de entrenabilidad y obediencia.
Tras las pruebas, que integraron a 10 husky, seis hembras y cuatro machos, refiere que encontraron que tiene mayor movilidad de la cola y latencia, de ahí que son más “entrenables”.
No obstante, aclara que son largos los procesos de selección y existen razas que comercializan para la búsqueda o rescate, pero no todos los perros son iguales, pues poseen diferencias individuales que pueden identificar desde etapas tempranas para saber si pueden entrenarlo o no para ese propósito y ahorrar tiempo y dinero.
RESULTADOS
- Tras los monitoreos, las investigadoras detectaron que todos los perros lograron un avance en su entrenamiento conforme pasaban los días.
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- Los canes que podían pararse en dos patas pueden ser entrenados más rápido.
- En la asistencia de personas adquirieron mayor compromiso para tener un perro y alimentarlo.
Detectaron que deben involucrar el trabajo de los propietarios para generar un vínculo de comunicación. El propietario también tiene gran influencia para que el perro tenga un adecuado desempeño. Todo perro puede ser entrenado, incluso una de las pruebas fue con un perro sordo.
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BENEFICIOS PARA LA SOCIEDAD
El proyecto Tzuku tiene la finalidad de mejorar la comunicación entre el perro y el humano, incluso en la distancia debido a los dispositivos.
- Los sensores pueden ayudar a saber cómo está el perro en la parte emocional y fisiológica.
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Los trabajos ayudarán a acortar los periodos de entrenamiento y apoyar en la selección de los candidatos ideales.
- El proyecto Tzuku es financiado por el programa “Ciencia de frontera” del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el número de apoyo es 2275 y el recurso es dividido entre cuatro instituciones.
Diversos voluntarios tlaxcaltecas colaboraron para muestrear a 25 perros para conocer las emociones, el comportamiento y demás datos biométricos.
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