La irresponsabilidad en la tenencia de animales de compañía ha llevado a un aumento de gatos y perros que deambulan en las vías públicas con serias repercusiones para la calidad del aire, el agua y la salud humana. Esta problemática afecta tanto al ambiente urbano como a la biodiversidad al deteriorar la calidad de vida de las personas y desestabilizar los ecosistemas.
CONTAMINACIÓN DEL AIRE
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Entre las consecuencias directas del abandono de mascotas está la contaminación del aire. Los perros callejeros forman jaurías, desentierran basura y ensucian las calles, parques y jardines con orina y heces. Cada perro defeca, en promedio, medio kilo de excremento y produce 500 mililitros de orina al día.
Cuando estos desechos no son recogidos, se descomponen y se secan en la superficie para luego liberar partículas al aire. Estas partículas, cargadas de bacterias y otros microorganismos patógenos, son inhaladas por las personas y provocan enfermedades de todo tipo.
La contaminación del aire debido a los desechos animales se agrava en áreas urbanas densamente pobladas, donde la exposición a agentes infecciosos es más alta. Además, la presencia de perros callejeros facilita la aparición de plagas como moscas, que pueden transmitir enfermedades a través del contacto con la materia fecal.
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CONTAMINACIÓN DEL AGUA
La materia fecal que queda en las calles también es arrastrada por la lluvia hacia alcantarillas, ríos y otros cuerpos de agua con alta carga microbiológica. Esta situación afecta la calidad del agua destinada al consumo humano, que puede verse contaminada con bacterias peligrosas.
Por otro lado, la orina y las heces de los perros pueden aportar nutrientes a cuerpos de agua que favorecen la proliferación de algas y disminuyen la calidad del agua en términos de oxígeno. Este fenómeno, conocido como eutrofización, genera la muerte de especies acuáticas y reduce la biodiversidad.
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IMPACTO EN EL ECOSISTEMA
De acuerdo con Ciencia UNAM, se ha observado que los perros en situación de calle atacan a especies nativas como el cacomixtle y el tlacuache, pero no para alimentarse, sino solo para matarlas. Esta conducta, que parece estar más relacionada con la territorialidad que con la supervivencia, supone un grave peligro para la biodiversidad por alterar las cadenas alimenticias.
SOLUCIONES A LA MANO
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Una de las mejores formas de resolver este problema es optar por la adopción en lugar de comprar perros o gatos en tiendas de mascotas. Al adoptar, se reduce la sobrepoblación en refugios y calles. La esterilización también es una medida fundamental para evitar la reproducción descontrolada. Así, se evitan camadas no deseadas que pueden acabar en abandono.
Es importante tomar una decisión consciente y responsable al adquirir una mascota. Si en algún momento ya no se puede cuidar de un perro o gato, es ideal buscar alternativas antes de abandonarlo, como la reubicación en un hogar seguro o contactar a refugios de confianza.
Cuando se tiene una mascota, es necesario hacerse responsable en la limpieza de sus desechos. Recoger las heces contribuye a mantener las calles limpias y reducir la contaminación del aire y el agua.
Entre las decenas de refugios de animales donde se pueden adoptar mascotas está Colitas felices. Para contactar a la asociación, los interesados pueden buscarla en Facebook: Colitas Felices Apizaco Tlaxcala o comunicarse al teléfono: 241 176 07 16.