Anualmente, decenas de creyentes suben el Cuatlapanga en San Antonio Cuaxomulco para reafirmar su devoción en el altar de Cristo Rey que se encuentra en la cima de este emblemático cerro tlaxcalteca.
Julio es el mes en el que se dan cita familias y feligreses, acompañados de un sacerdote y autoridades religiosas, para escalar los 276 metros de prominencia del cerro Cuatlapanga, cuyo nombre en náhuatl significa “cabeza partida”.
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Durante el ascenso, los participantes recorren 14 capillas repartidas donde se realizan pequeñas oraciones; la meta es llegar al monumento de Cristo Rey, ahí se desarrolla la eucaristía, celebración en la que los fieles se reúnen para ofrecer pan y vino, signos del cuerpo y sangre de Cristo.
El trayecto inicia muy temprano para que la salida del Sol pueda observarse desde la cima, donde más adelante, se ofrece una convivencia y almuerzo a los asistentes.
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EL ORIGEN
La historia de esta tradición se origina en la ciudad de Apizaco. De acuerdo con las crónicas del promotor cultural Enrique Arellano, fue Marcial Águila González, párroco de Apizaco, quien mandó a colocar el 17 de julio de 1933 el monumento; este sacerdote consagró a Cristo Rey a todo el valle de Tlaxcala y puso como su protectora a la Virgen de la Misericordia, por eso la patrona de la ciudad rielera se encuentra en una de las estaciones en una imagen hecha de talavera.
Cabe señalar que la fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925. El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público a su mandatario de la Iglesia.
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