En la sierra fría de Tlaxco, entre calles empedradas y paisajes bucólicos, nació un postre que ha sabido ganarse un lugar privilegiado en la gastronomía tlaxcalteca: el requesón horneado. La creación es originaria de La Casona de Don Agustín, que se ha especializado en la preparación de comida típica y tradicional con la sazón casera. Pero su postre estrella ha trascendido las puertas del emblemático recinto de casi 200 años para convertirse en un ícono culinario que muchas cafeterías y restaurantes de Tlaxcala han adoptado y reinterpretado.
UN POSTRE LLENO DE IDENTIDAD
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El requesón, un producto lácteo suave y fresco, es la base de este manjar. En su versión horneada, adquiere una textura ligeramente cremosa, con bordes dorados que aportan un contraste crujiente.
El toque final para el emplatado es la miel de maguey, que se encarga de endulzar y también aportar matices herbales en el paladar, de manera que el resultado final ensalza estos dos importantes productos del norte de Tlaxcala.
“La sencillez del requesón horneado es parte de su encanto”, comenta Germán González Grant, propietario de La Casona de Don Agustín.
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Queríamos un postre que hablara de la tradición y así nació esta receta secreta que únicamente aquí se puede probar.
Cabe señalar que, con un legado familiar de al menos cuatro generaciones, Tlaxco se caracteriza por la elaboración de los mejores quesos del estado. Esto se debe a las rancherías que se fundaron tras la Conquista, las cuales fueron pioneras en la experimentación de productos lácteos que los convirtió en expertos de la culinaria.
El éxito del requesón horneado ha inspirado a muchos otros establecimientos a crear su propia versión.
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En Tlaxco y en ciudades cercanas como Huamantla y Apizaco, cafeterías y restaurantes ofrecen el postre con ligeras variantes: algunos lo acompañan con frutas de temporada, como fresas o higos, mientras que otros utilizan jarabe de agave o cajeta para darle un giro diferente. Sin embargo, la esencia del requesón y la cocción al horno se mantiene como sello distintivo.
DE LO LOCAL AL EMBLEMA
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El requesón horneado es un ejemplo de cómo la gastronomía regional puede convertirse en una bandera cultural. Tlaxcala, conocido por sus tamales, moles y tlacoyos, ha visto en este postre una oportunidad de añadir un toque dulce y contemporáneo a su catálogo culinario casi tan vistoso como los muéganos de Huamantla y los burritos de Ixtenco. Su creciente popularidad también refleja el interés por preservar las recetas que nacen del ingenio local y del uso de ingredientes tradicionales.
“Es emocionante ver cómo algo tan nuestro se ha expandido por todo el estado”, expresa Germán González. Queremos que el requesón horneado sea un símbolo de nuestra hospitalidad y creatividad gastronómica.
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La historia del requesón horneado está apenas comenzando. Con la apertura de nuevos cafés y restaurantes que buscan reinterpretar platillos tradicionales, este postre tiene todo el potencial para consolidarse como un embajador de los sabores tlaxcaltecas.
DÓNDE PROBARLO
La Casona de San Agustín está ubicada en Plaza Principal número 7, en el municipio de Tlaxco.