El hallazgo de un cementerio prehispánico es algo que sorprende, más si es en Sonora, pero en Ónavas hay uno que por su peculiaridad en varias ocasiones ha llamado la atención de los seguidores de los temas de alienígenas.
Aunque hay que aclarar que se trata de un cementerio de culturas milenarias y no de algún fenómeno paranormal o extraterrestre, si se ha abordado el tema desde esos ángulos por desconocimiento, pues se ha hecho viral en varias ocasiones.
Cristina García Moreno, arqueóloga investigadora del Centro INAH Sonora, fue una de las que lideró el proyecto, aunque en aquel momento no laboraba para la institución, sino que la investigación fue para la Arizona State University.
La investigadora explicó a El Sol de Hermosillo que este proyecto inició en el 2008, pero no fue hasta el 2011 cuando llegaron a Ónavas, mismo que continuó aproximadamente hasta el 2016, donde realizaron excavaciones en varios sitios del Valle de Ónavas, no solamente en el que se hizo viral.
“Éste se hizo viral porque cuando publicamos por primera vez las fotografías de los entierros que encontramos ahí, este sitio es un cementerio prehispánico y por lo tanto había muchos restos humanos que después pudimos fechar entre el año 900 de nuestra era, al mil 200, mil 300”, expuso.
La confusión: pensaron que eran ovnis o aliens
Sin embargo, hubo otra razón que llamó la atención de propios y extraños, el hecho de que los restos de esas personas tuvieran el cráneo deformado, con un estilo puntiagudo o de conífera.
“De ahí se hizo viral una imagen en particular que le dio la vuelta al mundo, porque es un individuo que tiene una deformación del cráneo muy, muy pronunciada y tendiente como a ser puntiaguda, también el ángulo en que se tomó la foto hizo que se exagerara”, recordó.
Eso fue lo que detonó que en diversas partes del mundo se generara información entorno a que se trataba de aliens y de ahí es que se hizo viral esa imagen en particular, lo que causó que la arqueóloga recibiera gran cantidad de llamadas, pero entorno a una supuesta presencia alienígena.
Deformar el cráneo era costumbre en algunas culturas prehispánicas
García Moreno aclaró que en diversas culturas del Occidente de México era algo común el deformar su cráneo en forma ovalada, como un símbolo de estatus social, muy similar a la de los individuos de Ónavas.
“Esta costumbre de deformarse el cráneo no es una costumbre única en esta zona, porque muchas culturas, muchos grupos humanos, sobre todo del Occidente y Centro de México practicaban esta costumbre, los mayas por ejemplo, son uno de los grupos humanos que son muy conocidos por tener la cabeza alargada y había muchos tipos de deformación”, detalló.
En total fueron 115 cuerpos los que se recuperaron en alrededor de cinco años de excavaciones, entre mujeres, hombres y niños, quienes compartían las deformaciones craneales y otra característica particular: dientes modificados.
“También lo que resulta interesante para nosotros es que ambos sexos y todos los grupos de edad presentan esta característica de la deformación del cráneo y algunos tenían los dientes modificados, lo cual también era una costumbre entre varios grupos sociales de la época, limarse los dientes y eso les daba a ellos una forma de identificación ante otros grupos sociales”, resaltó.
En cuanto a si pertenecían a una cultura en específico, la investigadora argumentó que no se puede decir si son o no, sino que se les nombra sociedad prehispánicas que ocupó el Valle de Ónavas, entre 900 y mil 300 de nuestra era.
Morían jóvenes, eran menores de 20 años
Otro rasgo de su identidad es que se encontraron varios niños e incluso la mayoría de los cuerpos que integran la muestra, son individuos menores de 20 años de edad al momento de morir, lo que deja entrever que tenían problemas de salud y de crecimiento, lo que provocaba que perecieran jóvenes.
Inclusive, de los restos encontrados los expertos pudieron determinar que solamente tres cuerpos recuperados pertenecían a personas que lograban llegar más allá de los 50 años de edad, lo cual era su expectativa máxima de vida; mientras que quienes estaban entre los 20 y 30 años ya eran muy adultos.
¿Qué más se encontró en el cementerio?
En lo que respecta al cementerio, en las excavaciones se encontraron pedazos de vasijas, pero se cree que eran parte de los sedimentos de la tierra y que se aventaban en las fosas para cubrir los cuerpos, pues no se usaban cajones o ataúdes como en la actualidad.
Lo que sí pudieron encontrar, es que los cuerpos de mujeres, hombres y niños eran enterrados con joyas; la de los adultos confeccionadas con conchas que posiblemente provenían de la costa Sur de Sonora, entre Huatabampo y Sinaloa, aunque no se sabe con exactitud el sitio, sí corresponden al sitio denominado Provincia Panámica, que está en el Océano Pacífico.
Con esas conchas hicieron cuentas con las que formaron collares, pulseras, aretes, narigueras, ajorcas, que son una especie de tobilleras, que en este caso son varios hilos con cuentas amarradas en el tobillo, eso en el caso de adultos mujer u hombre.
Los niños tenían también este tipo de joyerías, pero es ellos particularmente estaban fabricadas con una piedra verdosa, la cual ya fue identificada como turquesa, lo cual denota la importancia que tenían los infantes para estas personas.
“Es algo que he estado trabajando en los últimos años y ya concluido el proyecto, aparentemente los niños tenían muchísima importancia en la sociedad o al menos cuando morían tenían un tratamiento distinto a los adultos y eso nos dice a nosotros que tenían un papel importante”, recalcó.
¿Dónde quedaron los cuerpos?
La arqueóloga del INAH aclaró que los trabajos concluyeron y en Ónavas no hay nada expuesto al público, ni hay exhibiciones, ya que los hallazgos por su importancia y estudios están debidamente resguardados en el INAH Sonora.
Otra cosa que hay que resaltar, es que aunque el proyecto en un inicio fue hecho por la Universidad del Estado de Arizona, tanto los cuerpos, como la joyería están en México.
“Las cosas no se llevaron a Estados Unidos, todo está en México, en Sonora, resguardado por el INAH y seguimos haciendo investigación con todos estos datos que pudimos recuperar en el campo, porque siempre hay muchas cosas que decir de todo esto que obtuvimos”, puntualizó.
Si alguien está interesado en conocer más sobre los hallazgos de Ónavas, todos los resultados han sido publicados en revistas científicas, y de divulgación a las que el público en general pueden tener accesos, cosa que también se ha hecho en diversos foros, entre ellos académicos.
Publicado originalmente en El Sol de Hermosillo