La llamada ‘Luna azul’ aparecerá dos veces en el mes de octubre (01 y 31), pero esta vez la segunda coincidirá con la noche de Halloween, fenómeno astronómico que ocurre solo cada dos años y medio. El próximo ocurrirá en marzo de 2023.
Según la NASA, usualmente los meses solo tienen una Luna llena, pero a veces una segunda se cuela. Las lunas llenas están separadas por 29 días, mientras que la mayoría de los meses tiene 30 o 31 días de duración, por lo que es posible que quepan dos lunas llenas en un solo mes. Sin embargo, probablemente no se vea azul.
Y es que, explica la agencia espacial, la fecha del fenómeno no afecta en absoluto al color, y lo más seguro es que ese día nuestro satélite luzca su gris perla habitual. “Sin embargo, esto no significa que las lunas azules jamás hayan existido. A lo largo de la historia, numerosas poblaciones aseguraron haberla visto de ese color, pero la explicación es distinta”.
Para que se vea de una tonalidad azul tendría que haber en el aire muchas partículas un poco más anchas que la longitud de onda de la luz roja (0,7 micrones) y que no haya otros tamaños presentes. Esto es raro, pero los volcanes a veces escupen tales nubes, añade la NASA.
¿DÓNDE VERLA?
Aunque aparecerá en su tonalidad habitual, no deja de ser impresionante, por lo que solo necesitarás verla desde un lugar lejos de la ciudadela y de luces contaminantes que impida admirar su esplendor. No necesitarás tampoco usar telescopio o binoculares, la podrás contemplar a simple vista.
ORIGEN
La denominación se origina en la Edad Media. Se decía que la Luna era “traidora” (“belewe” en el inglés de esa época), pues aparecía cuando nadie la esperaba. De “belewe” pasó a “blue”, y por eso se le dice azul.
Sin embargo, cuenta la NASA, que la única Luna que se tiñó de ese color en 1883. Ese año, una gran explosión sacudió a la India. El volcán Krakatoa había entrado en erupción. A 600 kilómetros de distancia, los pobladores escucharon el estruendo, que los científicos comparan con la detonación de una bomba nuclear de 100 megatones. Las columnas de ceniza que salieron del cráter se elevaron hacia la parte superior de la atmósfera, provocando que la Luna se viera de esa tonalidad.
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