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Corría el año de 1717, cuando una banda de ladrones se popularizó por sus cuantiosos atracos a haciendas y ranchos de la comarca de Ixtacuixtla, así como en los diferentes Caminos Reales más importantes, desde Río Frío (Ixtapaluca, Estado de México) hasta la Antigua Tlaxcala.
La banda estaba conformada por José Madera, José Manzano y José Núñez, cuyos nombres fueron el origen de la banda apodada “Los tres Pepes”. Tenían diversos escondites, pero para la zona de Ixtacuixtla, su guarida fue nombrada como la “Cueva de los tres Pepes”, la cual aún permanece en el tiempo como mudo testigo de bandolerismo mexicano del siglo XVIII.
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Ubicada en la ladera de la barranca llamada “Téjala”, al norte de la población, la cueva formada por disolución de roca caliza servía para cobijo de la banda; se cree que la cueva contaba con una caverna profunda con salida a otro extremo y su entrada era abovedada.
De acuerdo con el historiador Raúl Saavedra Galicia, dichos bandidos utilizaban la ‘cueva de los tres Pepes’ como un refugio o escondite, cuando asaltaban en los Caminos Reales y haciendas de Hueyotlipan al igual que Ixtacuixtla.
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Por su ubicación, les daba la oportunidad de escapar hacia el lado sur del municipio por la caverna, que los conducía hacia otra salida a pie y por el lado norte podían escapar a caballo, relató a este Diario el conocido investigador honorífico del municipio.
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Sin embargo, para el año de 1720 fueron aprehendidos y ejecutados por el capitán Miguel Vázquez Lorea.
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ALMAS EN PENA
Saavedra Galicia menciona que en el pueblo se habla de una leyenda relacionada con la cueva, pues según las personas mayores en dicha guarida fueron enterrados numerosos tesoros, obtenidos de los atracos cometidos.
En uno de los atracos cometidos en la hacienda de Santa Cruz fue secuestrado un peón, quien serviría para cavar un pozo con la finalidad de enterrarlo con los tesoros para que nadie supiera dónde había quedado escondido; de tal manera que, al quedar enterrado junto al dinero, su alma quedara ahí atrapada para convertirse en el guardián.
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Cuenta la gente que a determinadas horas del día se ha visto a tres personas sentadas en la entrada de la Cueva de los tres Pepes. Y se cree se trata de las almas de los tres ladrones que no tendrán descanso y continúan penando cerca del entierro de los tesoros
*En memoria del historiador Raúl Saavedra Galicia
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